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Reportaje:

El fuego se paga con la cárcel

Medio Ambiente logra 31 penas de prisión por incendios forestales

El 9 de noviembre de 2002 A.C.R. prendió fuego a una pila de restos de poda de su finca en Jete (Granada). Sabía que no estaba permitida la quema agrícola en aquella zona. De hecho, había solicitado permiso y se le había denegado. El viento extendió las llamas y desató un incendio que afectó a 2.732 hectáreas, más de la mitad de terreno forestal. En abril de este año el juzgado de lo penal número 1 de Motril lo condenó "como autor responsable de un incendio forestal de considerable extensión, cometido por imprudencia grave", a la pena de un año y 11 meses de prisión. También a indemnizar con 218.019 euros a la Consejería de Medio Ambiente y a pagar 157.743 euros a otro particular por daños en su finca.

Hasta hace muy poco, un fallo judicial así era una raya en el agua. Ni existía sensibilidad social sobre la gravedad de los fuegos ni se perseguía y castigaba con contundencia. La Consejería de Medio Ambiente ha conseguido 31 sentencias condenatorias firmes desde que en 2000 comenzó a personarse, a través de le empresa pública Egmasa, en los procedimientos judiciales. En todos los casos han sido impuestas penas de prisión (salvo cuando la responsabilidad ha recaído exclusivamente en empresas), además de las indemnizaciones y el pago obligatorio de los gastos de extinción. Algunas condenas han alcanzado los ochos años de cárcel.

"El delito ambiental está siendo claramente perseguido por los jueces, lo cualitativo de este balance es que es el cambio en la tradicional tolerancia de estos siniestros a considerarlos delitos", señala el director del Infoca, José Guirado, a quien el caso de Motril le parece especialmente ilustrativo. "Ha tardado varios años en resolverse pero, al final, un incendio como este, de considerable extensión, tiene consecuencia para su autor".

En estos últimos siete años Medio Ambiente se ha personado en 134 procedimientos penales. De las 31 condenas (una media de cinco por año), la provincia de Málaga es la que más tiene (12), seguida de Huelva (6), Jaén (4), Córdoba (3), Granada (3), Sevilla (2) y Cádiz (1). En Almería no se ha producido ninguna. Según Guirado, la decisión de la Administración pública de personarse está dando sus frutos. "Hay que tener en cuenta que en todos los incendios existen penas de prisión dictada y el fuego aparece como delito. Antes, la sensación es que había una tolerancia excesiva", sostiene el responsable del Infoca. Da igual si la superficie quemada son pequeñas granjas agrícolas, "lo sustantivo es que se sanciona como un delito, y grave".

Según José Guirado, hasta ahora la mayoría de los casos se perdían en el proceso previo, había fallos en la custodia de las pruebas, que se extraviaban, o se detectaban defectos de formas. Muchas veces sólo se producía una multa administrativa. El responsable del Infoca asegura que se ha hecho un esfuerzo "ingente" para aglutinar a todos los agentes de la autoridad (Guardia Civil, Policía Nacional y agentes de Medio Ambiente) y que ningún fuego se quede sin respuesta. Al margen de los procesos penales, anualmente se esclarecen unos 800 incendios, el 86% de los que se producen.

La empresa adjudicataria del AVE abonó medio millón

Una de las sentencias con la que Medio Ambiente está más satisfecha es la que obliga a la empresa Ploder, adjudicataria del AVE de Córdoba a Málaga, a abonar casi medio millón de euros por gastos de extinción y restauración del monte afectado. Varios operarios, sin respetar las medidas de seguridad, habían quemado restos de las obras de los que brotó el fuego que afectó a 201 hectáreas de superficie forestal en el paraje del Arroyo de los Higuerones en Antequera. La consejería llegó a un acuerdo con las empresas. Sin embargo, la acusación particular retomó el proceso y fueron condenados dos de los acusados a seis meses de prisión.

El origen de la mayoría de los siniestros que han merecido pena de prisión son los trabajos agrícolas sin medidas de precaución o la quema de rastrojos o deshechos a sabiendas del riesgo. Otros se fundamentan en la rivalidad entre vecinos. O, simplemente, la venganza. También hay casos de trastorno mental (tres), en los que las penas se cambian por tratamiento psiquiátrico.

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