Tormentoso remordimiento

Por clara que parezca una realidad, un documental no se hace con una idea preconcebida, y a Günter Schwaiger, director de El paraíso de Hafner, cinta sobre un antiguo oficial de las SS residente en Madrid, se le abren dos vías con las que convertir su entrevista-vivencia en un documento de gran valor moral y en una cruda metáfora animal.

El primer gran momento se produce durante una banal explicación sobre su trabajo en España, donde vive desde hace 50 años. Ex ganadero, propietario de miles de cerdos, Hafner tuvo que venderlos a causa de una crisis económica. "Los españoles no saben que hay por ahí un montón de cerdos alemanes", afirma, con una media sonrisa, frase que bien pudiera definir la presencia en la Costa del Sol de numerosos nazis.

Günter Schwaiger recoge al vuelo la tan grotesca como orwelliana metáfora y la coloca en el arranque de su película. Sin embargo, la gran chispa aún está por saltar, justo donde menos se espera en un hombre de salud de hierro, que presume de no tomar medicamento alguno. Y lo hace en forma de agudo e inexplicable dolor, centralizado en la mandíbula, y agudizado en el conato de conversación que mantiene con un superviviente del Holocausto en su propia casa, ante la cámara de Schwaiger. El remordimiento acude en forma de tormento físico, sin que la concha que se ha fabricado Hafner pueda hacer nada para pararlo.