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Críticas a Alperi por la operación en Agua Amarga

"¿Qué interés mueve al alcalde a querer comprar algo que el Ministerio de Medio Ambiente pretende adquirir?", denunció ayer Etelvina Andreu, portavoz socialista en el Ayuntamiento de Alicante. La crítica hace referencia a la polémica en torno al saladar de Agua Amarga, alrededor de dos millones de metros cuadrados de terreno rústico, comprados por la familia Quiles, fundadora de Kelme, y que la empresa de calzado, ahora tutelada por la Generalitat, proyecta vender para sanear sus cuentas. El Ministerio de Medio Ambiente mostró hace un año a Kelme su intención de adquirirlos. La propuesta no ha obtenido respuesta y, mientras, además, el Ayuntamiento de Alicante estudia en qué planes parciales puede incrementar el número de viviendas autorizadas para compensar a Kelme a cambio de los terrenos de Agua Amarga. Una actitud difícil de entender para la oposición política y para colectivos cívicos.

Andreu mostró su "intranquilidad" por los planes con los que Alperi pretende adquirir el saladar y recordó que tanto si compra este terreno con dinero, con suelo o con edificabilidad se trata del "patrimonio de los alicantinos".

Las críticas arreciaron desde otros colectivos. "El alcalde sigue jugando con el futuro de la ciudad como si fuera su Monopoly particular", lamentó Carlos Gómez-Gil, miembro de la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas (PIC). "Y todo ello al margen del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU)", puntualizó. Gómez-Gil recuerda que el alcalde de Alicante se comprometió a tener un avance del nuevo PGOU antes de las pasadas elecciones autonómicas y municipales, pero "los meses siguen pasando" y el plan aún no está redactado.

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