¡Un hombre!

Cada año que pasa se confirma que Bienvenido Mr. Chance de Jerzy Kosinski es el mejor retrato del tonto que, por azar, se convierte en líder. No es una fábula que afecte sólo a la clase política, porque tontos los hay en todos los campos. Detrás de un gran intelectual, filósofo, empresario o escritor puede haber simplemente un tonto con suerte. Lo peligroso es que cuando un tonto llega a un puesto relevante, muchas personas se rinden. Si el tonto ejerce el poder con villanía, atemoriza; si el tonto es escritor y vende muchos libros, acaba provocando respeto intelectual; si el tonto está forrado, por muy tonto que sea, provoca admiración. Hay tontos locales y tontos internacionales. A las personas cabales les provoca mucho desánimo cuando un tonto consigue prestigio internacional porque eso quiere decir que su estulticia causa una admiración sin fronteras. Las nuevas tecnologías favorecen que cada disparate que dice un tonto pueda llegar al lugar más recóndito. Ah, dónde quedó el viejo y querido sistema de mierda por ventilador. Así, la encabronada frase regia ha sido, estos días, como un anzuelo que las bocas de tontos de aquí y de allá tenían que morder, ¿cómo dejar escapar el gusano? Miguel Ángel Aguilar proponía un reto imposible, callarnos todos. Pero cómo, con tanto tonto suelto con una alcachofa delante. Dirigentes y comentaristas se han aplicado a la tarea contraria. De esas bocas han salido alabanzas al Rey por esa cualidad tan venerada en España que consiste en "tenerlos bien puestos"; otros han desviado la crítica a Zapatero, al que se acusa de no tenerlos tan en su sitio como su Majestad; los de más allá han venido a decir que no es progresista hacerse el machote con los más pequeños (como si Chávez fuera Calimero), y hasta hay quien nos ha informado de que estas cosas pasan porque don Juan Carlos ¡es un hombre! No sé si soportaré esta idea.
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