Santiago, la cultura en declive
La ciudad sufre la pérdida de calidad en la programación y el cierre de salas
Hace menos de una década Santiago vivió el período cultural más fructífero de su historia reciente. Hubo una confluencia de diversos factores para hacer esto posible y uno de los más importantes fue la elección de la ciudad como una de las capitales culturales europeas en el año 2000. Este acontecimiento llevó a las distintas administraciones a impulsar la programación cultural de la ciudad que vio desfilar por sus escenarios a importantes figuras del teatro, la música y el arte.
En esa etapa los compostelanos tuvieron la ocasión de disfrutar de estrenos de autores de talla mundial, como Robert Wilson o Peter Brook, así como de las exposiciones con artistas internacionales muy cotizados que pasaron por el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC). El Auditorio de Galicia recibía con frecuencia la visita de prestigiosas orquestas y directores y hasta el olvidado auditorio del Monte do Gozo reabrió sus puertas para acoger a monstruos del rock como los Rolling Stones.
Siete años después de aquella cita el panorama ha cambiado radicalmente. Las infraestructuras siguen siendo más o menos las mismas e incluso se anuncian nuevos espacios encabezados por el polémico proyecto de la Cidade da Cultura, pero hay señales que indican que algo está fallando. Una de ellas es el cierre de escenarios como la sala Galán (referencia de la danza contemporánea en Galicia) y el teatro Yago, además de la probable clausura de la sala Capitol, prácticamente la única que realiza conciertos de pop-rock en la ciudad. Las grandes orquestas ya no visitan el Auditorio y los conciertos de artistas internacionales se limitan casi por completo al festival Sons da Diversidade. Mientras esto sucede, Vigo y A Coruña no se han quedado atrás y han aumentado su oferta hasta arrebatar a Santiago su liderazgo cultural.
Las causas para este evidente declive en la programación cultural de la ciudad son múltiples. Xan Bouzada, autor de un reciente informe sobre la situación de la cultura en las ciudades gallegas, considera que Santiago ha pasado "de beneficiaria a víctima propiciatoria" del proyecto de la Cidade da Cultura. "Su alto coste ha obligado a establecer recortes en lo que se había venido programando en los grandes espacios culturales ya existentes en la ciudad", señala. A su juicio, Santiago ya se habría convertido por sí misma en la gran ciudad de la cultura gallega si se hubiese prestado más atención "a sus potencialidades creativas y a su capacidad para ejercer como laboratorio de experimentación artística".
El arquitecto Pedro de Llano, muy preocupado por estas cuestiones, apunta que la decadencia de la programación cultural en Santiago ha estado muy vinculada a la trayectoria del CGAC. "Este centro logró convertirse en una referencia incluso en Europa e hizo de locomotora para otras actividades. Aquel fue un gran momento porque vivimos en un país culturalmente mediocre donde además no existe una política cultural. El impulso que supuso la creación del CGAC originó una reacción muy fuerte dentro de Galicia contra ese proyecto y consiguió paralizarlo. Desde entonces todo ha ido en declive", señala.
En su opinión, uno de los problemas de fondo es que para los políticos la cultura "no existe" y eso lleva a que se produzcan contradicciones "como decir que no hay presupuestos para traer exposiciones de alto nivel a Santiago y, al mismo tiempo, anunciar que se va a crear en la Cidade da Cultura un centro de arte similar al Guggemheim o al Pompidou de París".
El arquitecto cree que Santiago cuenta con infraestructuras culturales suficientes pero el problema es que están "infrautilizadas". Añade que la promoción turística y cultural de la ciudad está "demasiado" centrada en el Camino de Santiago cuando se deberían buscar otras vías para atraer a los visitantes.
Xosé Denís, actual asesor cultural del Consorcio de Santiago y uno de los gestores que protagonizó la época dorada de la cultura en la ciudad, considera que uno de los problemas que existen es que estamos en una época de un nacionalismo cultural "exacerbado" cuando lo necesario sería combinar lo autóctono con lo internacional.
Denis, que ha trabajado durante varios años como asesor cultural del Ayuntamiento de Barcelona, señala que el potencial económico de la cultura está aumentando por lo que las ciudades se replantean sus modelos culturales. En su opinión, Santiago tendría que crear proyectos en torno a la celebración de "años temáticos", tal y como ya ocurrió con el festival Compostela Millenium que él dirigió y que alcanzó una gran repercusión mediática además del éxito de público.
"La clave está en producir cultura propia, exhibirla y luego entablar diálogo con otras culturas. La cultura no puede ser sólo espectáculo también tiene que ver con el conocimiento y por eso debe existir un debate sobre los problemas de nuestro tiempo", apunta Denis.
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