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Reportaje:La destrucción del litoral

Demoliciones en una Meca del turismo

Medio Ambiente propone el derribo de hoteles, cámpings, restaurantes y bloques de pisos a lo largo de toda la Costa Brava para preservar su valor paisajístico

Hoteles y cámpings en Santa Susanna (Barcelona), ubicados dentro de los primeros 500 metros de costa que el Gobierno quiere dejar libres de ladrillo.El mismo ladrillo que sirvió para convertir la Costa Brava en la Meca del turismo español se revela varias décadas después como un atentado al territorio. La Estrategia para la Sostenibilidad, el informe encargado por el Ministerio de Medio Ambiente, fija medidas drásticas sobre todo para el tramo norte de la costa barcelonesa y el sur de la gerundense, donde están las localidades que registran las mayores concentraciones de turistas en verano. El Gobierno de la Generalitat ya decidió blindar parte del litoral impidiendo o limitando nuevos planeamientos, pero el Ministerio de Medio Ambiente va más allá: propone derribos y en algunos casos la suspensión de algún plan vigente todavía no desarrollado.

El Gobierno aboga por el derribo de una ciudad de vacaciones en Roses
Los puertos de Colera y Llafranc deberían destruirse, según el estudio
El espacio natural del delta de La Tordera alberga varios cámpings
El ejecutivo se inclina por demoler un antiguo barrio de pescadores

La reparación que propone el informe incide de forma especial en la costa Brava y del Maresme, donde el plan prevé el derribo de decenas de hoteles, restaurantes, edificios de apartamentos y cámpings, en ocasiones urbanizados entre las playas y la línea del tren. En muchos casos se levantaron durante las décadas de los sesenta y setenta -con anterioridad a la Ley de Costas, de 1988- cuando esta parte del litoral se convirtió en la Meca para los turistas del resto de Europa. Además, el informe también sugiere la demolición de algunos puertos cuando finalice el periodo de concesión.

El mayor valor paisajístico está, en todo caso, en el norte de la Costa Brava. A pesar de la protección ejercida por la Generalitat, el Ministerio de Medio Ambiente ha detectado varios sectores urbanizables, con planeamiento aprobado, en áreas muy valiosas que están dentro del límite de 500 metros que pretende proteger. La zona más sensible es el cabo de Creus y las localidades que lo rodean, en especial Cadaqués. Pero además de anular estos planeamientos, se proponen operaciones parecidas a la demolición del Club Mediterranée, una ciudad de vacaciones que ocupaba unas 200 hectáreas en un rincón privilegiado y que se está desmantelando. El documento del Ministerio sugiere que el Gobierno adquiera las fincas colindantes con este espacio y que incorpore dentro de los espacios libres de ladrillo, a través de compras y demoliciones, la Ciudad de Vacaciones de Cala Montjoi, en Roses, un complejo con bungalós de obra, restaurantes, terrazas y pistas deportivas. También deberían pasar por la piqueta, según el texto del Gobierno, varios edificios y terrazas de Cadaqués y el Hostal L'Arola de Port de la Selva. En Colera, prevé derribar el Hotel Tocamar, los apartamentos Lido y el puerto deportivo cuando venza la concesión.

Pero las grúas para incorporar al Dominio Público Marítimo-Terrestre (DPMT) varias zonas perjudicadas por el urbanismo deberían extenderse a lo largo de los 260 kilómetros de la Costa Brava. El objetivo es recuperar su paisaje original, que en general atrae a un turismo de alto poder adquisitivo, y el conocido Camí de Ronda, un sendero que discurre paralelo al mar. A diferencia del resto del litoral catalán, las construcciones están muy localizadas: puesto que muchos de sus rincones son muy escarpados, se construyó en las zonas con menor pendiente.

Se trata de un tramo muy urbanizado, sin apenas nuevos desarrollos pendientes. Sin embargo, se detectan ocupaciones del dominio público, por ejemplo aparcamientos en la Marina de Port d'Aro. El documento de Medio Ambiente es tajante: deben caer casas y aparcamientos en las playas de Roses, L'Escala, Pals, Palamós, Platja d'Aro o Sant Feliu de Guíxols. Pero también propone que echen el cierre cámpings como La Laguna y Amatá, en Castelló d'Empúries, y sugiere la demolición del puerto deportivo de Llafranc.

De Lloret de Mar (Girona) hasta Calella de Mar (Barcelona) se extiende la que se considera la zona turística pionera de España. Esta zona turística conserva todavía hoteles y cámpings familiares nacidos al calor del boom de los sesenta, que los empresarios han señalado más de una vez como culpables de arrastrar al "turista de borrachera". El texto critica que las playas de algunas localidades se conviertan en varaderos en verano y que algunos clubes deportivos, como el náutico de Lloret, ocupen parte de la zona de baño. Se sugieren reordenaciones en algunas localidades y, además, que sean demolidas varias edificaciones en Lloret y Blanes.

Pero las mayores incorporaciones al DPMT están en Malgrat de Mar y Santa Susanna, con cuyas edificaciones el informe es especialmente severo. La primera localidad se verá afectada en los límites norte y sur del término municipal. Por el norte, el plan recoge que en el delta de La Tordera, que comparte con Blanes, "hay muchos cámpings situados en zona de servidumbre" y otros ubicados en un "espacio natural". Por ello, el documento reclama incorporar dentro del dominio público los terrenos ocupados por estos establecimientos.

Por el sur, el informe pide que se incluyan al DPTM los terrenos que lindan con Santa Susanna ubicados entre la vía del tren y la playa, donde hay cámpings, restaurantes, chiringuitos playeros, hoteles, una casa privada con pista de tenis, un club deportivo de petanca, apartamentos... Una zona que empezó a levantarse hace cuarenta años y que hoy, en Malgrat, ha quedado desfasada. Lo mismo ocurre con el suelo de Santa Susanna, con establecimientos turísticos también situados entre la vía de ferrocarril y las playas mucho más nuevos que están dentro del límite de los 500 metros que el Ministerio de Medio Ambiente quiere preservar.

Lo mismo ocurrirá en Calella de Mar, en un área en la que también hay restaurantes, aparcamientos, un club náutico e incluso un cementerio. El Ministerio de Medio Ambiente sugiere, además, ampliar la protección del paraje de Pinya de Rosa, en Blanes, que en 2003 logró salvarse de la amenaza de una urbanización de lujo por la presión que ejercieron los ciudadanos tras multitud de movilizaciones.

En el tramo comprendido entre Sant Pol de Mar y Badalona, los principales problemas son la presencia de cinco puertos que provocan "alteraciones" en los sedimentos marítimos. Es la zona que tradicionalmente viene sufriendo complicaciones por la regresión de las playas, que requieren de frecuentes reposiciones de arena. Para este tramo costero, muy urbano y sin demasiadas segundas residencias, también se sugiere incorporar al dominio público, mediante el derribo de inmuebles, una zona de Mataró y el antiguo barrio pescador de Montgat, una pequeña localidad a menos de 15 minutos de Barcelona. En Montgat y en Badalona, además, se contempla incluir en el DPMT edificios que ocupan la playa. En el caso de Badalona, son antiguos baños públicos en el barrio de La Mallorquina que ahora tienen un uso privado. Dependiendo del oleaje, pueden llegar a estar a menos de dos metros de distancia del mar.

Hoteles y cámpings en Santa Susanna (Barcelona), ubicados dentro de los primeros 500 metros de costa que el Gobierno quiere dejar libres de ladrillo.
Hoteles y cámpings en Santa Susanna (Barcelona), ubicados dentro de los primeros 500 metros de costa que el Gobierno quiere dejar libres de ladrillo.JOAN SÀNCHEZ

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