"No debemos ser el arma arrojadiza de la política interior española"
Durante la crisis de Perejil (2002), iniciada con el asentamiento en ese islote de media docena de marroquís, los ministros de Marruecos daban con la puerta en las narices a la prensa española. Ahora, las turbulencias causadas por el viaje de los Reyes a Ceuta y Melilla no les impiden ser más comunicativos. El nuevo ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, Taieb Fassi-Fihri, ha mantenido una larga conversación con este periódico, aunque hay preguntas a las que declinó contestar con la aparente intención de no echar más leña al fuego de la tensión provocada por la visita real.
Rabat reaccionó al viaje retirando a su embajador en Madrid y con un duro comunicado del rey Mohamed VI, al tiempo que en la calle y en las fronteras de Ceuta y Melilla se produjeron manifestaciones. Fassi-Fihri replica a quienes consideran que la reacción marroquí ha sido desproporcionada. "Está siendo normal y espontánea con relación a un acontecimiento sin precedentes y que nos afecta profundamente a todos los marroquíes, desde el hombre de la calle hasta Su Majestad", afirma. "Es una ofensa a nuestros sentimientos", insiste.
"Trátennos de igual a igual. Respétennos como nosotros les respetamos"
"Tenemos un contencioso territorial", a propósito de esas dos ciudades, "por mucho que algunos se empeñen en negarlo", continúa el jefe de la diplomacia marroquí. "Las iniciativas unilaterales", como la visita de los Reyes, "no contribuyen a resolverlos. Litigios como éste se solucionan mediante el diálogo", estima. La visita real "va a contracorriente de la excelente relación que habíamos establecido estos últimos años. No acabo de entender qué provecho saca en España de esto. Le invito a que se pregunte si esta iniciativa no ha reactivado la reivindicación marroquí", sugiere.
Fassi-Fihri habla en tono muy suave, pero levanta algo la voz cuando se le recuerda el argumento de que los españoles poblaron Ceuta y Melilla mucho antes de que existiera el Reino de Marruecos. "Es una mentira flagrante", responde. "El Estado marroquí existe desde hace 14 siglos y Ceuta y Melilla, así como otras ciudades de la costa mediterránea o atlántica del Magreb que nacieron en el siglo XVI o XVII, son el resultado de la primera expansión colonial de Europa en su periferia más inmediata".
Para que ambos vecinos mantengan una relación estable y de confianza es indispensable "que Marruecos deje de ser el arma arrojadiza de la política interior española", subraya Fassi-Fihri.
El jefe de la diplomacia marroquí echa balones fuera cuando se le pregunta sobre cuándo regresara su embajador a Madrid, pero esboza una pista para superar el contencioso: "Trátennos de igual a igual. Respétennos como nosotros les respetamos. Dejen de lado esa condescendencia de la que algunos hacen gala".
Fassi-Fihri tiene un segundo motivo de descontento con España: la decisión que tomó la semana pasada el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón de declararse competente para investigar un supuesto genocidio de 500 saharauis por parte de 13 marroquíes, entre los que figura el general Hosni Bensliman, que manda la Gendarmería, y un puñado de policías.
La divulgación del auto del juez Garzón coincidió con la llegada a Marraquech de los Príncipes de Asturias, que inauguraron la nueva sede del Instituto Cervantes en esa ciudad. "Esta coincidencia supuso un intento de dar a esas acusaciones una mayor repercusión en los medios de comunicación", se indigna Fassi-Fihri.
"Nos extraña que cuando nuestro plan de autonomía para el Sáhara recibe una buena acogida en Naciones Unidas se haga pública esta iniciativa" del magistrado español, explica el ministro marroquí. "Hace tiempo ya que llamamos la atención de las autoridades españolas sobre el riesgo de querer utilizar [por parte del Frente Polisario, al que el ministro alude, no nombra] a la justicia de España para fines políticos".
"No hay una sola organización o institución de derechos humanos que haya formulado nunca una acusación de genocidio contra Marruecos", concluye el jefe de la diplomacia marroquí. "Los demandantes entregaron al juez una lista inicial de supuestos genocidas en la que algunos de los verdugos tenían solo 12 años cuando acaecieron los hechos que se les reprocha. Con eso está todo dicho", subraya concluyente el ministro de Exteriores marroquí.
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