La Barcelona que protesta
Nuevas plataformas vecinales echan un pulso al Ayuntamiento y a la FAVB
Nacen y crecen al abrigo de conflictos locales, pero en los últimos tiempos el fenómeno de las plataformas vecinales se ha globalizado. Cada grupo se mueve por motivaciones diferentes, pero poseen un lenguaje común. En su retórica se combina el rechazo a los abusos urbanísticos y un apego por la vida de barrio. En Internet han encontrado la mejor plataforma para conocerse y darse a conocer, intercambiar información y programar encuentros. Son los agitadores de un panorama asociativo en el que las entidades vinculadas a la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) siguen disfrutando de un papel privilegiado como interlocutores con las administraciones.
"Tenemos claro que el barrio no es el cortijo de ninguna asociación de vecinos", dice Eva Fernández, presidenta de la FAVB. Esta dirigente vecinal no se muestra preocupada por la proliferación de plataformas que van por libre en sus reivindicaciones ante los poderes públicos, pero reconoce que en algunos barrios como en la Barceloneta y el Bon Pastor "han irrumpido como un tsunami que ha dejado en fuera de juego" a las asociaciones de vecinos (AA VV) vinculadas a la FAVB.
"Las asociaciones tienen una visión global de los problemas que hay en un barrio: educación, sanidad, inmigración. En cambio, las plataformas nacen impulsadas por la inmediatez", dice Fernández.
Hoy la voz de las plataformas se escucha más alto en los barrios donde hay en proyecto o en ejecución complejas operaciones urbanísticas: Barceloneta, Bon Pastor, Sants y Torre Baró. En la mayoría de los casos actúan en solitario y acusan a las AA VV vinculadas a la FAVB de "simples correas de transmisión del Ayuntamiento". El radicalismo con el que defienden sus posturas les ha granjeado las simpatías de grupos antisistema de toda Barcelona. Van juntos a las manifestaciones y en el futuro tienen en proyecto resucitar la extinta Plataforma contra la Especulación.
No todas nacen al abrigo del urbanismo. Hace unos años la plataforma de Vall d'Hebron sirvió para canalizar todas las protestas contra la narcosala. Hoy la plataforma L'AVE pel Litoral sigue con su actividad frenética para suprimir el trazado del tren por el centro de la ciudad.
Página 3
Los barrios 'guerreros'
- Lucha solitaria contra las expropiaciones en Torre Baró.
"Miguel, cuando el Ayuntamiento te envíe la carta de expropiación de tu casa y el requerimiento para entregar las llaves, llámanos. No hagas nada. Primero, llámanos a nosotros". José Antonio Moreno es miembro de la Asociación de Vecinos U de Nou de Torre Baró, entidad que nació hace 10 años para batallar contra el plan municipal que prevé expropiar cientos de casas en el barrio.
Torre Baró creció en los años cincuenta al abrigo de Collserola sin un plan urbanístico. Muchas viviendas son de autoconstrucción y se levantaron sin permiso de edificabilidad. Ahora el Ayuntamiento pretende hacer zonas verdes.
"U de Nou nació para apoyar a los vecinos que han sido expropiados forzosamente y que no pueden pagar los pisos protegidos que les ofrecen como única alternativa", afirma Moreno. Decenas de vecinos han sido ya expropiados y otros esperan la carta municipal. "La Asociación de Vecinos de Torre Baró dio por bueno el plan y se quitó de enmedio. Dicen que nos apoyan, pero trabajamos solos", dice Moreno.
- La Barceloneta se divide por el 'plan de los ascensores'.
El enfrentamiento vecinal de la Barceloneta es a cuenta del llamado plan de los ascensores. Este proyecto prevé instalar ascensores en los antiguos quarts de casa. Como consecuencia, se tendrán que eliminar algunos pisos de cada bloque y los vecinos afectados deberán ser realojados en los terrenos que Renfe tiene junto a la estación de Francia.
"Es un proyecto perjudicial porque muchos vecinos, sobre todo personas mayores, tendrán que dejar sus casas de toda la vida e irse a vivir fuera del barrio", asegura Emilia Llorca, de la Asociación de Vecinos L'Òstia. Tanto ellos como la Plataforma en Defensa de la Barceloneta han efectuado sonoras caceroladas y manifestaciones, al tiempo que lanzan duros reproches contra la asociación de la Barceloneta, de la FAVB, por haber pactado el plan. "Este proyecto es la única garantía para acabar con la precariedad del barrio", señala Maria Àngels Cimarro, de la Asociación de Vecinos Barceloneta.
- Decenas de colectivos de Sants batallan contra el AVE.
Decenas de entidades vecinales de Sants han declarado la guerra al AVE. Dicen que la avalancha de pasajeros que dejará el tren cambiará la idiosincrasia de un barrio popular, transformándolo en un enclave para turistas. Critican la futura construcción de hoteles, apartamentos y un centro comercial.
La asociación de vecinos del Passeig de Sant Antoni i Rodalies nació hace sólo unos días para que su grito de guerra se escuchara más alto: "Torre Malaia, no!". Se oponen a la construcción de un edificio de apartamentos de 11 plantas que, dicen, servirá para albergar a pasajeros del tren de alta velocidad.
Mercè Vallès, de la Plataforma pel Soterrament de les Vies, se pregunta: "¿A quién le interesa la llegada del AVE?". Mercè critica que el cajón de hormigón que cubrirá el tren "partirá el barrio en dos".
El Centre Social de Sants es la única entidad vinculada a la FAVB en un panorama dominado por decenas de colectivos que libran sus particulares batallas. En este caso todos trabajan juntos.
- Enfrentamiento por las Casas Baratas del Bon Pastor.
La semana pasada la Guardia Urbana desalojó por la fuerza a las cuatro familias que resistían en las Casas Baratas del Bon Pastor. Pero el conflicto sigue vivo porque el plan de reforma del barrio finalizará en 2011 con el derrumbe de otras 600 viviendas y el realojo de los vecinos en pisos protegidos. Los partidarios del plan se agrupan en torno a la Asociación de Vecinos del Bon Pastor, vinculada a la FAVB. Los detractores canalizan sus protestas a través de Avis del Barri, a los que se han unido grupos antisistema de toda Barcelona. La división es patente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.