¡Explota, explótame, expló!
Poca gente admite en público escuchar música petarda, pero a veces apetece una sesión de viejos éxitos y pachangueo variado. De los Abba a David Bisbal, vaya. Si uno no conoce la letra, no pasa nada, la tararea. Y si no se sabe bailar, no es una tragedia, el resto tampoco suele acertar con los pasos. Hay locales de Barcelona que son toda una institución en la música festivalera. El mejor ejemplo, el antiguo Cangrejo del Raval. Y dado el éxito de la fórmula, sus dueños decidieron trasladar la marca al Eixample con una versión más heterofriendly. Es decir, con público gay pero abierto a todo el mundo.
El Cangrejo 2 trata de emular la personalidad del antiguo local de Raval, sin ser tan kitsch. Paredes rojas, muy cargadas con cangrejos metálicos y botones dorados. Jesús, el encargado, explica que la gente los arranca y se los lleva. Tuvieron que sustituir unos 250 en apenas seis meses. Toda la parroquia debe de tener ya el suyo porque Jesús dice que hace unos tres meses que ya no se tiene que cambiar ninguno.
Los clientes empiezan a llegar a partir de medianoche. Como es Halloween, los camareros se han disfrazado medio de ángel endemoniado. Los de siempre bromean sobre el disfraz y otros simplemente caen en la cuenta de la fecha. Despachan de todo: chupitos, birras y cubatas. Y lo hacen rápido, lo que no suele ser demasiado usual cuando un local se abarrota. Que se llene no es raro con sus reducidas dimensiones. El espacio se vuelve un infierno cuando los clientes se lanzan a bailar. De Camilo Sesto a Cher; de Gloria Estefan a Jennifer López. Y la Carrá. ¡Explota, explótame, expló! Con movimiento de cuello atrás incluido. Entonces el suelo parece hasta venirse abajo.
- Lo más: El buen rollo que se respira.
- Lo menos: Se llena rápidamente.
lpellicer@elpais.es
Dirección: Villarroel, 83. Barcelona.
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