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Todos piden la dimisión de la ministra, y Zapatero elude defenderla

Uno tras otro, con más o menos énfasis, con más o menos virulencia, los portavoces parlamentarios pidieron al presidente José Luis Rodríguez Zapatero que destituya a la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez. "Cese a la ministra y a su equipo porque han demostrado que no están capacitados", fue la fórmula escogida por el presidente del PP, Mariano Rajoy. "Ya sabe lo que pensamos sobre la situación de la ministra", dijo Josep Antoni Duran, portavoz de CiU, que dedicó sólo "diez segundos" a hablar de la titular de Fomento, a pesar de que el presidente del Gobierno reprochó a todos que hubieran dedicado más tiempo a hablar de Magdalena Álvarez que de los ciudadanos.

Lo cierto es que Zapatero no habló de su ministra, ni para bien ni para mal. Y lo podía haber hecho toda vez que glosó muy extensamente la ingente gestión de ese ministerio en sus menos de cuatro años de vida, tras "diez o quince años" de déficit de infraestructuras en Cataluña.

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"Pedimos el cese fulminante de la ministra", espetó el portavoz de ERC, Joan Tardà, que regaño al PSOE y al PP "por el espectáculo que habían montado", sin tener en cuenta a los ciudadanos. El intercambio de invectivas de los dos grandes partidos le sugirió al peneuvista José Ramón Beloki "un debate entre dos estatuas de sal", a fuerza de mirar atrás.

"Prisa electoral"

Para Rajoy, todo el problema está en que Zapatero tiene "prisa electoral" por inaugurar el AVE, en Barcelona, pero también en Málaga y en Valladolid, y, de ahí, el caos. El presidente, por su parte, encontró un enorme resquicio argumental por el que entrar al recordar la voracidad inaugural de los Gobiernos del PP, la mayor parte de las veces sobre la nada, según relató Zapatero ayudándose de artículos periodísticos. Pero esa remembranza le valió el reproche de ERC, de CiU y de IU-ICV, disconformes con la bronca entre los dos partidos grandes.

Lo cierto es que la dureza en el tono recorrió a todos los grupos contra el presidente, y éste respondía con aspereza creciente, singularmente a Joan Herrera, de IU-ICV, y al republicano Tardà. Zapatero llegó a irritarse ante los continuos reproches de los dos grupos citados. En las réplicas, Rajoy volvió a decirle que sólo le interesaba inaugurar. "Ni prisas, ni afán por inaugurar", dijo Zapatero.

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