El baltarismo resiste en Arnoia
El pueblo vuelve a las urnas entre nuevas denuncias de manipulación
José Luis Baltar y la plana mayor del PP de Ourense se volcaron ayer con el alcalde de Arnoia, Rogelio Martínez, en la repetición de las elecciones municipales en la mesa con más votantes del pueblo, anulada judicialmente por las irregularidades que se registraron el pasado 27 de mayo.
Martínez, que lleva 28 años en el cargo, volvió a arrasar, al obtener más de 60% de los votos emitidos en un colegio con 700 censados, la mitad de ellos residentes en el extranjerio. El triunfo le permitirá además regresar a la Diputación Provincial como vicepresidente.
La tensión vivida hace cinco meses retornó ayer a este pequeño municipio que simboliza la capacidad de resistencia de algunos de los bastiones del baltarismo en Ourense. "Aquí nada cambia", se lamentaban, antes del cierre de las urnas, los representantes de la oposición, que volvieron a denunciar diversas anomalías, desde el carrexo de votantes al incumplimiento de la norma que impedía distribuir papeletas fuera de los colegios.
En la mesa del centro social A Raxoeira, en Pumar, tienen derecho a voto prácticamente tantos emigrantes como residentes. Unas 700 personas llamadas a repetir, cinco meses después, el rito electoral de mayo como consecuencia de las denuncias de BNG y PSdeG de irregularidades con el voto emigrante, ratificadas por la Justicia.
En esta ocasión, estaba prohibida la campaña y el reparto de papeletas. Pero ayer, raro era el votante que no sacaba la suya del bolsillo para meterla en la urna. "Es un escándalo, vamos a reclamar de nuevo", anunciaba a mediodía el candidato del BNG, Santiago Alberte, tras advertir que el 98% de los electores llevaban el voto de casa y que, además, detectaron otra vez irregularidades en el censo. "¡Pero si hay algunos censados en el área recreativa y otros en molinos!"
La mitad de los 300 electores de la mesa residentes en el pueblo acudieron, espaciadamente, al centro social por la mañana. Apenas un 50% de votantes a mediodía. Gente de edad, fundamentalmente. Mientras, la pequeña carretera de Arnoia era un trasiego de coches que iban depositando observadores en cantidad superior a electores en la explanada de A Raxoeira. A los diputados provinciales, autonómicos y estatales, concejales, alcaldes de municipios limítrofes y responsables comarcales de PP, PSdeG y BNG, que acudieron por la mañana, se sumó por la tarde la plana mayor del PP. El presidente provincial, José Luis Baltar, acompañado de su hijo, el parlamentario José Manuel Baltar y de otros cargos del partido, reforzaron ánimos en la lenta jornada dando cuenta de la trascendencia de unos comicios abocados a no cambiar nada. Aparentemente.
Rogelio Martínez (PP), alcalde durante los últimos 28 años -en mayo obtuvo siete concejales frente a uno del PSdeG y otro del BNG- y uno de los principales empresarios de la comarca, también iba y venía, el rostro grave, dejándose ver y expresando su deseo de acabar de una vez con este paréntesis que ha supuesto un frenazo en su carrera al no poder obtener el cargo de vicepresidente de la Diputación. También aparentemente. Porque Martínez reconocía a pie de urna que el alcalde de Beade y amigo suyo, Senén Pousa, abandonará su escaño en la Diputación de inmediato y, tras él, los tres suplentes para que el regidor de Arnoia pueda volver a ocuparlo en cuanto sea proclamado alcalde. "Sí, Baltar me reserva una vicepresidencia", confirmaba el regidor en funciones.
Martínez aprovechaba para clamar contra la Justicia que le quitó la razón en los recursos que interpuso contra la obligación de repetir los comicios. "Como decía el de Andalucía, es un cachondeo". Y advertía a socialistas y nacionalistas: "Intentaremos que en Ourense haya que repetir algún día las elecciones, a ver qué pasa, a ver si los mismos magistrados ordenan lo mismo en ese caso".
Rodríguez se parapetaba entre el diputado en Cortes Celso Delgado y el alcalde de Vilamarín, Amador Vázquez. Frente a ellos, socialistas y nacionalistas tenían sus propios corros.
"Aquí no cambia nada", tanteaba ya por la mañana la jornada el candidato del PSdeG, Jorge Rodríguez. "Son siempre los mismos porque la gente es muy temerosa del poder del alcalde", aventura dando cuenta de los hechos. "Es que, curiosamente, la presidenta de la mesa es empleada en la Diputación y está casada con un concejal del PP del pueblo, que repite en estas elecciones". "Siempre pasa lo mismo, siempre les toca a los del PP presidir la mesa", se quejaba a la espera de que transcurriera la jornada y llegase el recuento. "Sólo reclamaremos si hay irregularidades en el escrutinio, como ocurrió en mayo", advertía el secretario de organización del PSOE orensano, Miguel Fidalgo. "El resto no sirve para nada".
El candidato del BNG, Santiago Alberte, no estaba para fiestas. "Nadie cumple las normas, esto es una pura pantomima; la próxima vez, mejor traemos una charanga". El nacionalista reclamó limpieza electoral, empezando por la elección de los presidentes de las mesas "en Ribadavia, y no en Arnoia". Pero Alberte se quejaba también de la falta de vigilancia de la Justicia. "No ponen medios; aquí están todo el día miembros de la Guardia Civil pero no piden la identificación a los que carrexan votantes". "No sé a qué esperan".
Avanzada ya la tarde, en el corro de enfrente, Baltar y sus cargos institucionales saludaban, charlaban y se exhibían evidenciando la tensión que presidiría el recuento.
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