La fiebre Morangos cruza fronteras
Hace unos meses, un extraño virus de gripe afectó de golpe a decenas de niños portugueses. Vacío repentino de las aulas, susto de los padres y gran alarma de los médicos, que no encontraban motivos para tanto síntoma. Hasta que a alguien se le encendió la bombilla. A los meninos les habían contagiado la gripe los moranguitos, es decir, los protagonistas de la serie Morangos com açúcar (Fresas con azúcar), que en ese momento andaba sumida en plena epidemia.
Es difícil saber dónde acabará el fenómeno Morangos. La serie que narra la vida diaria de unos adolescentes lisboetas es la que más tiempo lleva en antena en la televisión lusa. Empezó a emitirse en 2003, ha entrado en su quinta temporada y sigue arrasando dos horas cada día, de 18.00 a 20.00. Sus audiencias rara vez bajan del 40%, y tiene una fidelidad del 70% en la internetizada franja de edad de los 4 a los 24 años.
Al calor de su naturalismo idealizado y dulce (todos son tirando a guapos y listos, pasablemente ricos, visten a la moda, tienen amores, amigos, enemigos, nunca dicen tacos -por imperativo legal- y encima aprueban, aunque casi nunca se les ve estudiando), la serie ha generado ya una pingüe industria paralela e interactiva.
La línea de la marca Morangos tiene 17 categorías de productos, más de 200 objetos y 300 referencias: discos, ropa, adhesivos, perfumes, gafas, juguetes, relojes, sales de baño, MP3, material de cosmética...
Ahora, la serie de TVI, el canal privado del grupo Media Capital (propiedad de PRISA), acaba de cruzar la Raya y ha ganado un Premio Ondas. Ya está en países como Brasil (donde se emite doblada porque los brasileños casi entienden tan mal el portugués de Portugal como los españoles) y Rumania, y varias televisiones de Europa del Este y Latinoamérica han comprado los derechos para adaptarla a sus realidades escolares.
No será fácil que iguale la pasión que levanta en Portugal. En abril de 2006, uno de los protagonistas más populares, Francisco Adams, se mató en un accidente de coche. El duelo posterior entre niños y adolescentes fue una conmoción. La serie le despidió en la ficción montando al personaje, Dino, en un globo. "No podíamos simplemente decir que se había ido a estudiar al extranjero", dice Mariana Borges, portavoz de TVI. "Todos los niños del país sabían que Dino había muerto".
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