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El Valedor do Cidadán vigués no justifica gastos

La continuidad de Espada en el cargo, "ni fu ni fa" para el PP

El Valedor do Cidadán de Vigo no justifica sus gastos ante la Intervención municipal, le basta con certificar el consumo del presupuesto (163.027 euros anuales). Luis Espada Recarey, que desempeña el cargo, cumplió sus cinco años de mandato el pasado 12 de junio. El alcalde, Abel Caballero, iniciará este mes el proceso para la renovación, que deberá pactar con el PP. Espada vuelve a ser el candidato del alcalde. "Ni fu ni fa", responden en el Partido Popular. La figura demuestra ser más retórica que eficaz.

Vigo es la única ciudad gallega con Valedor do Cidadán, análogo al Defensor del Pueblo o al Valedor do Pobo. En Vigo es el comisionado del pleno municipal para la defensa de los derechos e intereses de los vecinos cuando entran en conflicto con la Administración local, como un mediador que supervisa sus actuaciones para evitar que acaben en los tribunales. Los vecinos se quejan y el Valedor, si admite la queja a trámite, promueve una investigación sumaria e informal.

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"Yo he cumplido la misión", afirma Luis Espada Recarey, catedrático de Química y ex rector de la Universidad de Vigo. Fue elegido por aclamación el 29 de abril de 2002 a propuesta de Carlos Príncipe, a la sazón co-alcalde de Lois Pérez Castrillo, para un mandato de cinco años. Fuentes municipales destacan como un privilegio insólito en la Administración local el hecho de que el Valedor do Cidadán no presente facturas que justifiquen el consumo de su presupuesto.

La Oficina del Valedor do Cidadán tiene un presupuesto prorrogado desde 2005 de 163.027 euros, en el que se incluyen conceptos desfasados (rehabilitación del local, 6.010 euros, o "xornadas", 10.217 euros) y otros de contenido difuso (soporte técnico oficina, 114.000 euros, otras indemnizaciones, 18.000 euros) que se gastan, pero no se sabe en qué. Luis Espada se limita a cuadrar el consumo de las distintas partidas.

En 2003 el Valedor do Cidadán tramitó 52 expedientes de quejas, de los que 19 no tuvieron respuesta (36,5%). En 2005 fueron 163. El informe de 2006 aún no encontró hueco en la agenda municipal. La tónica general, que Luis Espada registra al detalle (correos electrónicos, entrevistas, resultados), es que un tercio de las quejas iniciales acaben en expedientes, pero sin mayores resultados. Los asuntos urbanísticos y medioambientales se llevan la palma.

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"En algunos casos se requirieron hasta 16 peticiones, obteniendo después de 20 meses de espera unas líneas estereotipadas como respuesta", se quejaba Luis Espada el año pasado al presentar el informe de 2005.

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