Ferrari sí es un equipo
Raikkonen se proclama campeón del mundo tras arrollar la escudería italiana a McLaren - Alonso, que fue tercero, no pudo con las 'balas rojas' y Hamilton se despeñó a la primera
La familia Ferrari dio ayer una soberana lección a McLaren, un simulacro de equipo, más bien un pelotón de egos que sólo se identifican con unas cuantas pegatinas, su único nexo. A Ron Dennis, patrón de la escudería anglo-germana, le alcanzó de lleno el fuego que él mismo ha atizado durante toda la temporada y su pésima estrategia derivó en el doblete del mítico caballo rojo: el imperio italiano conquistó su decimoquinto título de constructores y el finlandés Kimi Raikkonen se convirtió en el noveno piloto que entroniza al equipo de Maranello.
Un éxito inesperado, puesto que el escandinavo partía con clara desventaja respecto a Lewis Hamilton y Fernando Alonso. Pero el británico, acosado por su compañero español, perdió de vista el podio en la segunda curva. Tan poco calculador como su padrino Dennis, Hamilton no supo contenerse y, lejos de administrar su ventaja y gobernar con mesura la carrera, se despeñó. En una recta, Alonso ya había conseguido su primer objetivo, eliminar al inglés. Con Ferrari no pudo en ningún momento. El brasileño Felipe Massa se paseó ante sus compatriotas y, tras unas vueltas de júbilo, dejó paso a su compañero Raikkonen. Entonces ya les separaba un océano de Alonso, tercero, y no había rastro de Hamilton (7º).
La victoria de Ferrari supone un duro golpe para Dennis, que no gana el Mundial con McLaren desde 1998. Éticamente, también ha salido tocado, muy tocado, tras el feísimo asunto del espionaje a su gran adversario. Dennis no ha sabido exprimir a un bicampeón como Alonso mientras forjaba el futuro de Hamilton. McLaren lo tenía todo: el mayor presupuesto, el mejor piloto de la actualidad (Alonso, sin duda decisivo en el hecho de que la escudería ganara este año ocho carreras por ninguna la pasada temporada) y al debutante de mayor impacto en décadas. De nada le sirvió ante la cohesión de Ferrari, que días antes de jugarse el título renovó a Massa, crucial en la estrategia de ayer. Un triunfo en equipo.
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