Doble decepción
Hasta última hora, Hamilton estuvo pendiente de una investigación a Williams y BMW que le podría haber valido el título y se quedó en nada
La tarde fue terrible para Lewis Hamilton. El británico no sólo tuvo que soportar la decepción del desenlace de la carrera y la pérdida del título, sino que estuvo pendiente varias horas de la investigación que los comisarios de la FIA llevaron a cabo sobre los cuatro coches de BMW y Williams por utilizar gasolina refrigerada. Una descalificación de sus pilotos le habría permitido saltar del séptimo puesto al cuarto y coronarse campeón porque Nico Rosberg (Williams) había sido cuarto; Robert Kubica (BMW), quinto, y Nick Heidfeld (BMW), sexto. A propósito de esa posibilidad, Fernando Alonso declaró en la Cadena SER: "Si Hamilton ganase por esto, no sería justo. Se me caería la cara de vergüenza por este deporte".
El asunto se desveló porque los delegados reconocieron el combustible y descubrieron que no cumplía las normas. La gasolina debe mantenerse como máximo diez grados por debajo de la temperatura ambiente. En Interlagos era de 37, con lo que el mínimo sería de 27. Y el informe determinó que Heidfeld la usó a 24 y 25; Kubica, a 23 y 24, y Rosberg, a 24 y 25. Una infracción. Los comisarios llamaron a declarar a sus directores. Pero una decisión severa habría chocado con los intereses de un rival demasiado poderoso: Ferrari. Así, para evitar cualquier amenaza de la escudería italiana, se resolvió que la temperatura del circuito era cambiante y que las normas no estaban suficientemente claras para sancionar. Todo se quedó, pues, en agua de borrajas. Kimi Raikkonen mantuvo el título.
Antes de que surgiera esa posibilidad, al término de la carrera, el desastre ya se reflejaba en Hamilton. Su lamento, con lágrimas en los ojos, apoyado en el pecho de Ron Dennis, el patrón de McLaren, resultaba escalofriante. Pero era difícil discernir quién de los dos había perdido más. Hamilton había dilapidado su oportunidad de convertirse en el primer piloto en conseguir el título el año de su debut. Le bastaba con ser quinto. Pero el dolor de Dennis debía de ser aún más fuerte porque vio escapar sus dos opciones, incluida la de Fernando Alonso. Y McLaren había sido ya apeado de la lucha por el título de constructores por su espionaje a Ferrari, que también le costó una multa de 70 millones de euros.
"El título no se ha perdido aquí", aseguró un Dennis compungido; "pero en momentos difíciles es cuando más debes saber mantener la compostura y tener espíritu deportivo". "Es difícil encontrar las palabras justas", prosiguió, "pero nuestro equipo ha hecho un gran trabajo y debe sentirse orgulloso. Ferrari sufrió problemas en la primera parte de la temporada y nosotros debíamos tenerlos precisamente hoy, al final. Las cosas son así. El título se decide por el trabajo de todo el año".
El propietario de McLaren no detuvo ahí su análisis de las razones que habían llevado a su escudería a la derrota. También quiso mirar hacia 2008. "Este año ha supuesto un reto por muchas razones", dijo, "pero debemos ser positivos y pensar que estaremos a punto para volver a luchar por el título".
Cuando acabó la carrera, Hamilton se lamentó. Pero sólo en círculos privados. Felicitó de inmediato a Raikkonen por su victoria. Su equipo había cometido un error imperdonable en China al obligarle a dar dos vueltas más con los neumáticos destrozados, lo que le costó el abandono. Pero en Brasil el error principal fue suyo. Había perdido los nervios cuando Alonso le adelantó nada más comenzar. Y luego le llegó un problema en el cambio de marchas, que obligó a hacer un reset (parar el ordenador y restablecer todo el programa), lo que le relegó a la 18ª posición.
"Volveré a intentarlo", afirmó; "obviamente, estoy decepcionado porque había mantenido el liderato tantos meses... Pero, si pongo las cosas en perspectiva, debo estar contento porque he realizado un año fenomenal. Tengo 22. Me quedan muchos para conseguir este sueño".
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