La fachada litoral de Valencia crecerá en altura para alumbrar un gran delta verde
El plan de El Grau crea un nuevo barrio y un parque que integra el cauce del Turia
La unión de Valencia con el mar, aplazada tantas veces, se abre paso en un gran delta verde junto al que crecerá en vertical un nuevo barrio. El proyecto, que desarrolla el suelo del plan urbanístico de El Grau (370.000 metros cuadrados), conectará el tejido urbano con la dársena interior de la Copa del América a través de un parque que se extiende también por el último tramo del cauce viejo del Turia. El agua volverá al lecho del río.
El arquitecto valenciano José María Tomás Llavador trabaja en la fusión de los dos proyectos que han sentado la base de esta transformación urbana. El arquitecto francés Jean Nouvel, asociado con Tomás, y el estudio alemán GMP, liderado por Volkwin Marg y Meinhard von Gerkan, ganaron en marzo ex aequo el concurso internacional para reordenar el frente marítimo de Valencia. De estas propuestas, diferentes y complementarias a la vez, surgirá el diseño definitivo, que estará listo a final de año.
Tomás ha ganado el concurso de la fachada marítima de La Spezia
Las premisas para concretar el plan "están claras", avanza Tomás. El delta verde emerge como el elemento central del diseño, junto al cual se articula el nuevo barrio pegado al actual entramado urbano. Precisamente para ganar "el máximo de espacio verde", destacado en las propuestas del concurso, el plan busca "concentrar la edificabilidad con poca huella, en edificios en altura", explica el arquitecto. Nuevos equipamientos y servicios salpicarán un jardín "absolutamente unido a la dársena".
La prolongación de la avenida de Francia se plantea como un potente eje "visual" que marca una perspectiva de unión recta con el mar y el muelle de Poniente del puerto, una de las zonas a desarrollar en el futuro. Para su paso por el parque se baraja un túnel, pero la solución no está cerrada. "Minimizar el tráfico sin perjudicar la funcionalidad de la ciudad es lo más delicado, pero es necesario para mantener el espacio libre peatonal", puntualiza. Por eso se plantea también un túnel pegado al puerto, por donde discurre la avenida del Ingeniero Manuel Soto. La prolongación del Paseo de la Alameda bordeará el jardín, y el puente de Astilleros mantendrá el acceso a Natzaret.
El delta que domina el esquema -en constante evolución- abarca por fin el viejo cauce, otro factor de relevancia indiscutible en el concurso, ya que remata el importante eje del jardín del Turia. "Es la gran oportunidad de llevar el río al puerto", remarca Tomás, de darle un uso "de disfrute ciudadano" como espacio verde y sin perder "su capacidad de desagüe al mar". El agua aún aflora en ese tramo, lo que sugiere un abanico de posibilidades. Nouvel devuelve la playa a Natzaret y extiende su jardín hasta el mar; GMP hace navegable el cauce y lo conecta con la dársena. "El debate está abierto", comenta Tomás.
La integración del circuito de fórmula 1 en El Grau es otro reto del proyecto, ya que se aprobó después del concurso. De nuevo el objetivo es evitar una hipoteca sobre el parque litoral. En el área residencial sólo transcurrirá un 30% del circuito y en el bosque urbano se busca "la máxima integración en el paisaje". Fuera de la semana de competición, en el jardín la pista de duro asfalto se convertirá en un paseo peatonal o en carriles bici. Para Tomás, la fórmula 1 "es un activo, refuerza el papel de área de centralidad de la dársena", con capacidad de aunar equipamientos y de "potenciar" ocio y deporte.
El objetivo de esta reordenación es claro: "Son tres los conceptos que deben prevalecer, que son vivir, disfrutar y trabajar, y que se reconozca en el tejido urbano su pertenencia al siglo XXI a partir de las aportaciones de los grandes arquitectos que han participado". Con la impronta de una arquitectura de vanguardia que "contempla la realidad del mundo tecnológico y constructivo moderno".
El proyecto mantiene "la visión global" de encaje de El Grau con la futura marina Juan Carlos I. Una perspectiva a largo plazo, ya que el suelo portuario que ganaría la ciudad tardará años en desafectarse. El concurso del litoral de Valencia, no obstante, incluyó los dominios portuarios y se unió así a la tendencia de recuperar los viejos puertos para las ciudades. José María Tomás, en esa misma línea, acaba de ganar frente a 61 equipos el concurso internacional para la nueva fachada marítima de La Spezia (Italia), donde conjugará el uso comercial, terciario y el residencial.
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