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Reportaje:

Suez pone en valor Aguas de Valencia

El socio francés de La Caixa paga el doble del precio de mercado por un tercio de la compañía

No son bienvenidos". El desembarco de Suez Environement, filial al 100% del gigante francés de energía y servicios Suez, ha sacudido Aguas de Valencia. La centenaria empresa que distribuye el agua potable en Valencia y otras 80 localidades menores culminó hace apenas un mes un proyecto diseñado hace una década para consolidar un núcleo de accionistas valencianos que controlara la empresa.

Banco de Valencia y Bancaja, Fomento Urbano de Castellón, Boluda Inversiones y Grupo Luis Batalla aunaron sus participaciones en Aguas de Valencia la pasada primavera y constituyeron Inversiones Financieras Agval, titular del 57% de la misma. Al desbordar el 30% del capital, lanzaron una opa sobre el 100%. Arañaron otro 5% en la operación que fue efectiva el 11 de septiembre a un precio de 90 euros por acción que situó el valor de la sociedad en 180 millones de euros.

Los accionistas valencianos del grupo de aguas han recibido de uñas el incremento de la presencia de los franceses en el capital de la compañía

Dos bloques enfrentados

El grupo francés SAUR (Sociedad de servicios urbanos y rurales), titular del 33% de Aguas de Valencia, mantuvo la posición ante la ofensiva del frente valenciano. Pai Partners, sociedad inversora vinculada al banco francés Paribas y dueña de SAUR, cifró en su día en 300 millones de euros -unos 140 por acción- el valor de Aguas de Valencia. Y apenas un mes después de la definición formal de los dos bloques, valenciano y francés, que arrastraban toda una historia de desencuentros en la compañía, Suez Environement compra el paquete de SAUR por 135 millones -208 euros por acción- y eleva el valor teórico de Aguas a 500 millones de euros. "Una compañía vale lo que alguien esté dispuesto a pagar por ella", dice una fuente del bloque valenciano, y "si pagan 208 euros por un tercio de las acciones es que Aguas de Valencia vale mucho". O que el paquete de SAUR tenía muchos novios. Por lo menos dos, por un lado, FCC; por otro, Veolia, del grupo francés Vivendi, y socio de FCC hasta 2005.

Suez Environement ha cerrado el paso a Veolia, su primer competidor en Francia y en el mundo, que intenta recuperar posiciones en España tras la salida de FCC. Y ha liberado al bloque valenciano de Aguas de Valencia de la presión directa que FCC podría haber ejercido en el seno de su consejo por su experiencia en distribución de aguas en España.

Pero no son bienvenidos. Suez dice que Aguas de Barcelona (Agbar) no tiene nada que ver. Suez y La Caixa controlan el 48% de Agbar y han lanzado una opa sobre el 100% de la sociedad. Jordi Mercader, presidente de Agbar, dice que nunca habría pagado un precio semejante por un paquete que no garantiza el control de Aguas de Valencia y alude a la independencia de Suez. Pero en Valencia las cosas se ven de otro modo. "Será difícil resolver la convivencia, imagínate que se sienta a tu lado un redactor de la competencia. Si optamos a la concesión del servicio en Torredembarra, pongo por caso, van a apoyar a Aguas de Valencia o a Aguas de Barcelona".

Jean Louis Chaussade, director general de Suez Environement, ha destacado la "gran importancia" de la entrada en Aguas de Valencia, una compra que les "abre un mercado estratégico", y ha reiterado que su vocación es aportar a la empresa valenciana la experiencia y conocimiento que acumula su grupo. También asegura haber anticipado sus intenciones a los responsables de la firma. Pero el bloque valenciano rechaza la mayor. "No hemos recibido comunicación oficial y notoria ante quien corresponde".

Desde julio, quien corresponde es Eugenio Calabuig, que fue designado presidente por el bloque valenciano en sustitución de Vicente Boluda, el naviero que asumió la presidencia en un momento crítico en las relaciones entre franceses y valencianos.

Desde que el Banco Santander decidió desprenderse del paquete que el Central Hispano controlaba en Aguas de Valencia en 1999, dos años antes de que venciera la adjudicación del suministro de aguas potables de Valencia, la Generalitat, controlada por el PP como el Ayuntamiento de Valencia, auspició la valencianización de la compañía. El Banco de Valencia tomó el histórico paquete del Central Hispano y los franceses fueron invitados a reducir su participación a un máximo del 33%. Entre otros despropósitos, un alcalde del PP, Aurelio Hernández, pilotó la compañía durante un forzado proceso de fusión con la empresa de aguas de la Diputación de Valencia y durante la renovación de la adjudicación municipal. Hernández acabó despedido. Y Boluda asumió la presidencia esgrimiendo sus buenas relaciones con los propietarios de SAUR, entonces el Grupo Bouygues.

Años después, el bloque valenciano ha logrado superar sus propias desavenencias y constituirse como tal. Hasta el punto de que Suez Environement ha solicitado a la CNMV que le exima de lanzar una opa sobre el total del capital a pesar de haber superado el 33% de Aguas de Valencia porque sabe que Inversiones Agval no renunciará al control de la empresa que le garantiza su 62%.

Los valencianos han aireado ya la posibilidad de impedir la entrada de representantes de Suez en el consejo alegando que representarían a la competencia. Pero un portavoz apunta que "aún es pronto" para tomar ese tipo de decisiones.

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