¿Vale la pena Venecia?
Artistas, críticos y directores de museo evalúan si es necesario tener un pabellón catalán en la próxima Bienal
¿Cataluña debe participar en la Bienal de Venecia con un pabellón propio? ¿La repercusión mediática vale la ingente inversión económica que implica? La polémica desencadenada por el anuncio, posteriormente desmentido, del consejero de Vicepresidencia de la Generalitat, Josep Lluís Carod Rovira, de que Cataluña había sido invitada a participar en la Bienal de Venecia con un pabellón propio, merece abrir un debate más amplio y profundo no sólo sobre la deseada presencia catalana -que el director del Instituto Ramon Llull, Josep Bargalló, ha reiterado que se perseguirá con todos los medios-, sino sobre la vigencia del propio modelo de representatividad nacional en el arte contemporáneo.
- MANUEL BORJA-VILLEL, director del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), ha presidido este año el jurado de la Bienal de Venecia: "Me parece bien que desde instancias públicas se promocione el arte, pero más que grandes eventos hay que crear redes, vínculos, cosas que duren. Habría que pensar en algo más que un pabellón, un proyecto más abierto, ambicioso y dinámico. Hay que abrir una discusión muy seria sobre qué es la Bienal, porque su gran complejidad no se puede limitar a las representaciones nacionales. Por ello, cada vez hay más eventos colaterales a veces más interesantes que los oficiales. También hay que pensar si compensa el gasto de un pabellón. Sin duda, el Consell de les Arts debe tener competencia en estos asuntos".
- NURIA ENGUITA, jefa de exposiciones de la Fundación Tàpies de Barcelona, fue comisaria de la bienal de arte joven Manifesta: "Independientemente de cuál sea la plataforma, siempre es beneficiosa para la persona seleccionada. Sin embargo, pensar por representaciones nacionales es obsoleto. Habría que buscar y plantear nuevas formas más acordes con la realidad geopolítica, social y cultural actual. Y siempre desde la independencia absoluta. En España hay una injerencia política brutal".
- MENENE GRAS, directora artística de Casa Asia en Barcelona: "Toda acción que amplia la visibilidad siempre es positiva y sin duda Venecia es un gran escaparate. Sin embargo, cada vez hay más eventos colaterales, subordinados, que aunque figuran en el catálogo, quedan excluidos de facto de los itinerarios de visita porque están lejos o son difíciles de encontrar. China, la gran potencia actual, anunció hace dos ediciones la construcción de un pabellón y sigue sin tenerlo".
- ANTONI ABAD, artista, invitado en la 50ª Bienal de Venecia por Harald Szeemann, participó en la exposición The Real Royal Trip en el PS1-MOMA de Nueva York, en 2003, considerada por la Asociación de Artistas Visuales de Cataluña (AAVC) un ejemplo de "operaciones financiadas sin límites presupuestarios, cuyo resultado es más que dudoso": "Para mí, The Real Royal Trip fue un esfuerzo y también un palo de ciego. Fue un intento, aunque improvisado y con fallos. Por lo que se refiere a Venecia, mi opinión es que las representaciones nacionales no son necesarias. Ha hecho muy bien la bienal de São Paulo en eliminar los pabellones".
- DAVID BALSELLS, conservador jefe de fotografía del Museo Nacional de Arte de Cataluña: "Un pabellón catalán lo veo bien. La política y la cultura van unida en todos los países. Francfort estuvo bien presentado y si está bien hecho no importa que el motor sea la política. Como decía Cruyff: el dinero debe estar en el campo, no en el banco".
- JORGE LUIS MARZO, crítico, comisario independiente: "El anuncio de Carod es uno de los millones de ejemplos de que nuestra política cultural es promocional y no productiva. Tendríamos que estar acostumbrados a la manipulación política. Tras esta supuesta apuesta por el arte contemporáneo se encuentran claros intereses políticos y económicos. Sólo hay que ver los artistas que fueron a Francfort, ¿quién representaría a Cataluña en Venecia?, ¿quién seria el comisario? Los políticos no tienen interés en crear infraestructura, pero llevamos así 30 años. Lo único que cambia es que ahora lo hace la izquierda".
- CONCHA JEREZ, artista, fue presidenta de la Unión de Asociaciones de Artistas de España: "Tener presencia en los eventos internacionales me parece siempre positivo, nunca hay representación suficiente fuera de nuestras fronteras. Lo de Francfort lo fue. No hay costumbre de que las nacionalidades del Estado español tomen estas iniciativas, pero está bien... ¡que se animen otros! No hay que rasgarse las vestiduras".
- IGNASI ABALLI, artista, presidente de la Asociación de Artistas Visuales de Cataluña (AAVC), participa en la actual edición de la Bienal de Venecia: "Todo depende de cómo se hace. Quizá la idea de un pabellón no es la más interesante, quizá hay otras alternativas más provechosas. Sin duda, es un gran escaparate. Y si se piensa alquilar el Palacio Fortuny, en pleno centro, no va a haber problema de visibilidad. Sin embargo, en un momento en que se han recortado todos los presupuestos es una opción discutible. Es importante que en noviembre se vote en el Parlament el Consell de les Arts, y el Institut Ramon Llull debería depender directamente de este Consell".
Los antecedentes
- La Bienal de Venecia se estructura en tres partes: una exposición encargada a un comisario (en esta edición, abierta hasta el 21 de noviembre, se ha encargado a Robert Storr), los pabellones nacionales y los eventos colaterales, en los que se enmarcaría la posible participación de Cataluña
- Sin contar el amplio programa cultural con motivo de la Feria de Francfort, en los últimos tiempos el Institut Ramon Llull ha colaborado, con importantes ayudas económicas, en la organización de varias exposiciones de arte catalán en el exterior. Destacan Barcelona 1900 (en el Museo Van Gogh de Amsterdam hasta el 20 de enero); Barcelona & Modernity (presentada en Cleveland y Nueva York), y Barcelone. 1947-2007 (en la Fondation Maeght de Saint-Paul de Vence, hasta el 4 de noviembre).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.