El lado masculino de la mujer
Carmen es un personaje muy atractivo. Pero de la obra de Mérimée a la ópera de Bizet hay un abismo. En la primera es una gitana prostituta, promiscua, ladrona, vulgar es un personaje tremendo.
En la ópera tiene una aureola de mujer libre, independiente, que no se quiere comprometer con ningún hombre; quiere
llevar su vida. Pero, al mismo tiempo, hay una contradicción flagrante en la ópera, porque Carmen, símbolo de la mujer libre, acepta su muerte. Si fuera realmente libre, no aceptaría que la matara Don José. Creo que los personajes están
cambiados. Carmen tiene un comportamiento más masculino, en el sentido más aceptado, que Don José, que es un personaje débil, más femenino. Me refiero a femenino en el sentido más tradicional, claro. Carmen es voluntariosa, firme, dispuesta a hacer lo que quiere y a disfrutar. Es curioso porque este montaje de Carmen (con una escenografía casi zen) me ha coincidido haciendo una película sobre Lorenzo da Ponte, el libretista de Don Giovanni, otro mito español, español entre comillas. Me gustaría mucho hacer un Don Juan pero femenino. Es decir, una mujer que conoce a un hombre y lo abandona, y conoce a otro y lo abandona. Hay una interrelación extraña entre Carmen y Don Juan. En toda esa parte de la mujer libre, Carmen es un personaje muy actual. Pero luego está el fátum, las cartas con su sino marcado, como si fuera una tragedia griega. Esta mujer está condenada. Es una muerte anunciada. Don José no puede vivir sin Carmen
y Carmen de alguna manera tampoco sin él. Es la parte más discutible. Don José, cuando mata a Carmen, se suicida.
Mi visión de Carmen ha cambiado mucho. Siendo muy joven leí la novela Prosper Mérimée. Y luego me metí de lleno
en la ópera para hacer la película con Antonio Gades en 1983 y más tarde otros montajes. Para mí, Carmen es una mujer peleona, la líder de las mujeres de la fábrica de tabacos. Algunas mujeres la odian, otras la aprecian y todos los hombres la quieren. Canta y baila muy bien. Es la más guapa, la más graciosa. Y tiene una moral. El mito de Carmen se construye
a partir de la ópera, no de la novela. Y en esta ópera los personajes son muy mediáticos, se dejan llevar por la acción. No es una ópera alemana, reflexiva. Desde el punto de vista francés, siempre se ha considerado Carmen como una españolada. En realidad, Carmenes un personaje universal, pero también muy español. Recuerdo a los americanos que venían a España buscando a Carmen para casarse; buscaban mujeres guapísimas, morenas, con el pelo ensortijado, tiradas para adelante. Es curioso, España ha dado al mundo tres mitos universales como Don Quijote, Don Juan y Carmen.
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