Bellísima pero muy peligrosa
Una mujer como Carmen puede enloquecer a cualquier hombre. Para mí este nombre siempre estará unido al personaje creado por Mérimée y a la ópera que compuso Bizet y con la que universalizó el mito. En mi imaginación Carmen es una mujer bellísima pero muy peligrosa, que preferiría no encontrármela nunca en la vida. Porque este tipo de mujeres saben muy bien jugar con los hombres y si sucumbes acabas quemándote.
Es lo que le sucede a Don José, el personaje con el que debutó en esta producción ahora, 25 años después de que escuchara por primera vez la ópera cuya música me emocionó tanto que despertó mi interés por llegar a cantarla alguna vez en la vida, y el momento ha llegado. Me gusta este personaje, porque pasa por muchas emociones, desde ese inicio en el que es un joven soldado contento y feliz de reencontrarse con su amada, Micaela, pasando por la fascinación que siente por Carmen hasta desembocar en esa locura en la que ella lo sume haciéndole creer que le ama, aunque en realidad sólo se ha aprovechado de él para no ir a la cárcel.
Pero Don José se ha enamorado de verdad de esa mujer fascinante que goza el momento y vive sin pensar y cuando Carmen lo abandona, él se postra de rodillas para implorarle que le deje amarla y adorarla. ¡Es la cosa más bella que un hombre puede decirle a una mujer!: "Déjame adorarte". Ella, sin embargo, lo desprecia, y Don José se convierte en un personaje infeliz, débil frente a la dureza de Carmen, que tanto le ha hecho sufrir hasta enloquecerlo. Si él hubiera tenido una mínima esperanza, nunca la habría matado, pero si lo hace es porque no puede soportar que se vaya con otro.
¿Qué otro trabajo me permitiría vivir por unas horas emociones tan fuertes como éstas que no forman parte de mi vida más que en la ópera? Ninguno.
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