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La Generalitat propone cortar el tráfico de trenes en Bellvitge por motivos de seguridad

Fomento encarga a Renfe un análisis de las alternativas, incluido el corte temporal de la vía

Las cosas se complican. Y mucho. La reunión de anteayer sobre los socavones en Bellvitge terminó con un encargo a Renfe: que analice la posibilidad de cortar el tráfico en esa zona y cualquier otra solución que se le ocurra. La propuesta del corte de vía, por motivos de seguridad, partió del Gobierno catalán. El secretario de Estado Víctor Morlán se mostró al principio reticente, pero finalmente aceptó que se haga un estudio detallado de lo que esto supondría. Renfe trabaja con varias hipótesis: mantener las cosas como están, cortar una vía o cortar las dos que dan servicio. La solución, en breve.

Cortar la línea 2 es un grave inconveniente porque para mover a los más de 100.000 pasajeros que la utilizan cada día se necesitan muchos autocares. Y las carreteras de la zona, la autovía de Castelldefels y la autopista del Garraf, no van sobradas. Pese a ello, el comité de emergencias, presidido por Víctor Morlán, está dispuesto a considerar que es mejor moverse más despacio por carretera que quedarse parados en las vías.

El argumento del Gobierno catalán es muy simple: la seguridad es la prioridad absoluta. Si hay que cortar, se corta. El contraargumento del Ministerio de Fomento es también sencillo. En principio, la seguridad no parece amenazada. Y no lo dice nadie, pero los responsables del ministerio lo piensan: la ministra, Magdalena Álvarez, ha proclamado una y otra vez que la decisión de mantener el servicio de Cercanías al tiempo que las obras del AVE fue de este ministerio. Rectificar no es algo que guste a los políticos, pero el ministerio está dispuesto a hacerlo si le convencen de la necesidad.

El muerto le ha caído a Renfe. Tiene que analizar los pros y los contras de mantener la situación actual, con el riesgo de que se sigan produciendo cortes, por socavones, por roturas de catenarias o por cualquier otra circunstancia. La segunda posibilidad es eliminar una de las dos vías que pasan por la zona, la más cercana a la zona de obras, y operar de forma restringida con una sola vía entre Bellvitge y El Prat. Esto supone que las frecuencias serán menores y que habrá que desviar algunos trenes (cuando menos los de media y larga distancia) por la vía de Vilafranca, también bastante saturada.

Críticas a la constructora

La tercera posibilidad es cortar las dos vías. Esto obligaría a desviar una parte de los trenes por Vilafranca y a organizar servicios sustitutivos de autocares para la zona del litoral sur. Los problemas son muy serios, porque son dos las líneas que cubrir: la del aeropuerto y la que da servicio a Sitges y Vilanova. Y los autobuses tienen mucha menos capacidad que los trenes.

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A todo esto, la única que no dice nada es la empresa que realiza la obras, una unión temporal encabezada por OHL que está detrás de no pocas incidencias en el último año. "En la misma zona", explicaba ayer un alto cargo del Gobierno catalán, "hay tres obras simultáneas: la de Bellvitge, la de la línea 9 en El Prat y la nueva terminal del aeropuerto. Sólo tiene problemas Bellvitge y el suelo es inestable en toda el área". En este caso, los autobuses circularían entre Sants y El Prat. El resto del trayecto se haría en tren. El problema son las capacidades. Un autobús cada tres minutos transportaría hasta 2.600 personas por hora. Un tren daría servicio a 16.000.

Fomento insistió ayer: "No hay tomada ninguna decisión. Cuando se produzca, lo anunciará Morlán".

Un tren pasa por la zona de obras.
Un tren pasa por la zona de obras.MARCEL.LÍ SÀENZ

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