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Londres reclama un millón de kilómetros de aguas antárticas

La zona es potencialmente rica en petróleo

El Gobierno británico se prepara para reclamar la soberanía sobre un vasto territorio en torno a la Antártida que afectaría a alrededor de un millón de kilómetros cuadrados de lecho marino, según aseguraba ayer el diario londinense The Guardian. La reclamación "desafiaría el espíritu del Tratado de la Antártida de 1959, del que el Reino Unido es signatario", según reconoce al diario.

La de la Antártida sería la quinta reclamación territorial en la que está trabajando Londres, y se uniría a la ya presentada en Naciones Unidas sobre una amplia zona del lecho marino en el golfo de Vizcaya -en la que los británicos compiten con España, Francia e Irlanda- y a otras tres todavía en preparación: la extensión a 350 millas marinas de las aguas territoriales en torno a los archipiélagos de las Malvinas y Georgia del Sur, en el Atlántico Sur y cercanos a la Antártida; en torno a las islas Ascensión, también en el Atlántico pero ligeramente al sur del Ecuador, a medio camino entra la costa de Brasil al oeste y la del norte de Angola al este; y en torno al islote de Hatton-Rockall, en el Atlántico Norte, al oeste de la costa de Escocia.

"Creemos que esas cinco [reclamaciones territoriales] cumplen las condiciones geológicas. Las reclamaciones se basan en el artículo 76 de la Convención de Naciones Unidas sobre el Mar", reza una declaración del Ministerio de Exteriores remitida a The Guardian.

Detrás de estas ansias de expansión territorial se esconde, como casi siempre, el interés por acceder a nuevas fuentes de riqueza en la forma de yacimientos minerales y bolsas de gas y petróleo. La extensión territorial en la Antártida está llamada a ser especialmente polémica porque la explotación de estas aguas podría poner en peligro un santuario ecológico con consecuencias impredecibles, lo que contrastaría con la preocupación por el medioambiente proclamada en los últimos años tanto por el Gobierno como por el principal partido de la oposición en el Reino Unido.

Hay también considerables riesgos políticos, especialmente en lo relativo a la reclamación en torno a las islas Malvinas, cuya soberanía es reivindicada por Argentina, pero también en el caso de la Antártida, que afecta a territorios reclamados por Chile y también por Argentina.

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