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Reportaje:

Doce caras nuevas del arte vasco

El Guggenheim invita a mostrar su obra a artistas que han surgido en la última década

Elssie Ansareo (Ciudad de México, 1979) ha utilizado la fotografía en blanco y negro para crear grandes murales con guiños a la estética barroca. Maider López (San Sebastián, 1975) ha transformado la arquitectura de la sala de exposiciones. Itziar Okariz (San Sebastián, 1965) ha optado por el sonido ancestral de los irrintzis. Juan Pérez Agirregoikoa (San Sebastián, 1963) ha colgado pancartas y Sergio Prego (San Sebastián, 1969) ha realizado una intervención en la que utiliza paneles para transformar el espacio. Son algunas de las propuestas reunidas en la exposición Chacun à son goût (Cada uno a su gusto), que a partir de hoy se suma a la celebración del décimo aniversario del Museo Guggenheim Bilbao. Un título con referencias al espíritu de la Ilustración, obras de 12 artistas de generación más joven y todos los lenguajes artísticos que conviven en el panorama global pretenden mostrar la última cara del arte vasco.

Los autores elegidos tienen entre 28 y 44 años y sus carreras se han asentado en los últimos diez años

En Chacun à son goût se han reunido fotografías, instalaciones, dibujos o vídeos que "hablan de las especificidades del lugar del que provienen, son autores con conexión con su realidad inmediata, pero utilizan lenguajes artísticos internacionales", en palabras de su comisaria Rosa Martínez. A Chacun à son goût le toca mostrar el arte vasco para complementar la exposición Art in the USA: 300 años de innovación, y celebrar los primeros 10 años de vida del Guggenheim con referencias a las dos partes, la Fundación Guggenheim de Nueva York y las instituciones vascas, que se unieron para crearlo.

Ninguno de los doce artistas invitados a participar en la exposición Chacun à son goût está representado en la colección del Museo Guggenheim Bilbao. Tienen entre 44 y 28 años, y sus carreras se han asentado en los últimos diez años, los que coinciden con la vida del propio museo.

La fotografía es el medio de más peso en la exposición. Ansareo realiza "una escenificación del cuerpo"; Ixone Sádaba (Bilbao, 1977) utiliza el "poder metafórico" de sus imágenes, Clemente Bernard (Pamplona, 1963) vuelve al valor documental del fotoperiodismo, y Aitor Ortiz (Bilbao, 1971) ofrece una nueva percepción de la arquitectura del museo, aprecia la comisaria.

Manu Arregui (Santander, 1970) ha confrontado en sendos vídeos la imagen real y la creada en el ordenador, mientras que Abigail Lazkoz (Bilbao, 1970) reclama que el dibujo sigue vivo a través de un mural en blanco y negro que rodea toda una sala. En Horizontes Ibon Aramberri (Deba, 1969) recrea la iconografía de Eduardo Chillida en banderines que cuelgan sobre el corredor que una las distintas galerías de la exposición, una obra que en 2001 presentó durante cuatro días en el Kursaal de San Sebastián en un festival de música electrónica.

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Otros artistas se han volcado en trabajar sobre la arquitectura del Guggenheim. Maider López ha hecho que una sala rectangular acabe con formas curvilíneas, imitando a otras zonas del museo. Asier Mendizabal (Ordizia, 1973) ha colocado una lata con fuego permanente en la mitad de una sala, que ha requerido una instalación adecuada para la salida de humos. A medio camino entre la escultura y la instalación Sergio Prego ha cubierto con paneles móviles parte de la cristalera del atrio, mientras que Pérez Agirregoikoa ha llevado el sarcasmo a sus pancartas inspiradas por eslóganes publicitarios y frases manidas. Okariz ha documentado en vídeo su recorrido por el museo echando irrintzis. El sonido se expande por todo el museo.

Rosa Martínez descubrió la frase Chacun à son gout tatuada en el torso del cantante británico Robbie Williams., como resumen de que el gusto muestra la máxima libertad del individuo, a pesar de los condicionamientos sociales y culturales. La frase remitía al pensamiento de Diderot y a su reivindicación del placer y la libertad de elección individual. Hoy, dice, es una defensa de la pluralidad de estilos y de respeto a la diferencia. La foto de Robbie Williams exhibiendo su tatuaje, se ha reproducido en la portada del catálogo de la exposición.

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