El hígado de un fallecido también valdría para la niña enferma sevillana

Noara, el bebé de seis meses que nació con una enfermedad hepática, también podría salir adelante con un trasplante del hígado donado por una persona fallecida. Los médicos de Córdoba que atienden su caso no se decantan por ninguna opción, aunque dejaron claro que clínicamente no existe ningún impedimento para la donación de la madre, de 17 años. El coordinador de la Organización Nacional de Trasplantes, Rafael Matesanz, sostuvo ayer que la primera opción debe ser un donante cadáver.

El coordinador sectorial de trasplantes del hospital Reina Sofía de Córdoba, Juan Carlos Robles, sostuvo ayer que no existen impedimentos clínicos para que Rocío, una joven sevillana de 17 años, done parte de su hígado a su hija de seis meses.

Será un juzgado el que decidirá si la menor tiene la madurez psicológica para tomar esa decisión.

Todos los especialistas coinciden en que la pequeña necesita un trasplante para sobrevivir. La discusión reside en si debe ser de un donante cadáver, como en el 90% de los casos, o de uno vivo compatible.

Noara padece una atresia de vías biliares que le impide eliminar la bilirrubina, lo que a la larga desencadena una cirrosis. "La única posibilidad para que pueda seguir viviendo es el trasplante", sostuvo ayer el doctor Juan Carlos Robles. Esa intervención se realizará en el hospital Reina Sofía de Córdoba, aunque el bebé y su madre Rocío residen en Camas (Sevilla).

Juan Carlos Robles, responsable del área de trasplantes del Reina Sofía, sostiene que la niña ya ha sido incluida en la "lista activa de donante cadáver". Es decir, si fallece un donante compatible con la pequeña se le podrá trasplantar el hígado. El 90% de los trasplantes que se realizan en España se hacen a partir de órganos de personas fallecidas. Pero en el caso de las intervenciones hepáticas y renales cabe la posibilidad de que el donante sea una persona viva, normalmente un familiar. En el caso de Noara podría injertársele un fragmento de hígado de su madre Rocío, a la que le faltan cinco meses para ser mayor de edad.

"Lo que nosotros hicimos fue informar a la familia de las dos posibilidades que existen". Juan Carlos Robles no se decantó clínicamente por ninguna de esas dos alternativas y confió en que la justicia, que deberá pronunciarse sobre la petición de la madre, acierte en su decisión. Lo que sí hizo fue negar que la intervención pueda ser perjudicial para la madre desde el punto de vista médico.

La legislación restringe las donaciones procedentes de menores de edad vivos. Pero Rocío quiere que le dejen "salvar" a su hija. Ya se solicitó la donación ante un juzgado de Córdoba, que rechazó la petición ya que entendió que debía ser la madre y no el centro quién lo reclamara. Así que Rocío ha vuelto a reiterar su petición ante un juzgado de Sevilla, que decidirá en unos días si tiene la suficiente madurez para tomar una decisión así. De momento, la Fiscalía sevillana no se opone a que la menor se someta a la intervención y la Consejería de Salud apoya a la chica.

Sin embargo, también han surgido voces contrarias, como la del coordinador de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Rafael Matesanz, para quien la primera opción debe ser la del donante cadáver. Según Matesanz, en España "se prioriza a los niños de hígado y riñón y la probabilidad de que el órgano les llegue pronto es muy alta, dada la alta tasa de donación del país", informa Efe.

Juan Carlos Robles no pudo precisar ayer si el bebé podrá o no aguantar los cinco meses que quedan para que su madre cumpla los 18 años de edad y pueda someterse libremente a la intervención. "Desconocemos cómo puede evolucionar", afirmó.

Aunque la justicia diese el visto bueno ya, la intervención no se podría realizar inmediatamente. "Se tardaría entre 15 días y un mes en hacer el trasplante" debido a las pruebas y a los trámites burocráticos, indicó Robles. También cabe la posibilidad de que, mientras se discute el asunto, pueda llegar una donación de una persona fallecida.