La sala de baile Cibeles se convertirá en un centro cultural público

De sala de baile a centro cultural y otros servicios que requiera el distrito de Gràcia y viviendas sociales para personas mayores en las plantas superiores. Es el tránsito que hará la antigua sala de baile Cibeles, en el extremo sur de Gràcia, que ayer fue adquirida por el Ayuntamiento de Barcelona después de que la cerrara hace dos años por problemas de ruido y frecuentes quejas vecinales. El consistorio ha comprado el local por 7,2 millones de euros.

Desde julio de 2005, cuando la sala fue cerrada por los problemas de insonorización del local y las quejas de los vecinos por alborotos a la salida, su futuro ha sido incierto y durante meses pareció que daría paso a un gimnasio de la cadena Arsenal, que de hecho llegó a un acuerdo preliminar con el propietario, Pau Solé, que también gestiona otra sala con problemas por el ruido: la Paloma.

Sin embargo, el distrito de Gràcia intervino en las conversaciones con el propietario para evitar que la sala Cibeles se convirtiera en un gimnasio de lujo y en los últimos meses -antes de las elecciones municipales -quedó bastante claro que o bien se expropiaba o se compraba. Finalmente, ha ocurrido esto último y ayer se cerró la operación por 7,2 millones de euros, según informó el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu.

La sala tiene una planta de 642 metros cuadrados y una edificabilidad que no llegará a los 4.000 metros cuadrados de techo. Las fincas colindantes tienen cinco pisos de altura. Hereu señaló que la planta baja de la sala podría convertirse en un centro cultural -bien de producción artística o de enseñanzas artísticas-, equipamiento que en este mandato se quiere impulsar en todos los distritos. "Pero es algo que ya se definirá en el distrito que ha planteado la necesidad de pisos dotacionales", comentó.

Gràcia, como el resto de los distritos de Barcelona, está en proceso de elaboración de los programas para los próximos cuatro años, en los que se detallan las prioridades y los usos de los equipamientos públicos.

Aparcamiento

El que concretó más sobre el futuro de Cibeles fue el edil de Gràcia, Guillem Espriu, al señalar que la zona sur del distrito tiene un importante sector de población de la tercera edad y pocos equipamientos destinados a ellos. "Empezando por pisos y siguiendo por otros centros asistenciales enfocados a atender sus necesidades", comentó Espriu sobre el posible destino de la sala. De hecho, hace unos meses el anterior regidor de Gràcia, el republicano Ricard Martínez, apuntó que en el solar se podrían construir 40 apartamentos tutelados para la tercera edad.

Otra necesidad del distrito es de aparcamiento. "No tanto en plazas para los residentes, porque eso está bastante cubierto, como en plazas de rotación, ya que hay pocas para las personas que llegan al distrito en coche particular", añade el edil. En el caso de Gràcia, además, al tener una gran zona peatonal, los movimientos de los vehículos son más complicados. Según un cálculo realizado hace meses, el aparcamiento podría tener unas 170 plazas.

Según Espriu, el distrito tiene una mayor oferta de centros culturales y de ocio, y en cambio tiene más descubiertas las necesidades de equipamientos sociosanitarios. "En Gràcia tenemos el espai jove y actividades de ocio que programa la biblioteca Joan Fuster, entre otras", apuntó.

Lo que parece bastante claro es que la fisonomía de la sala de baile Cibeles cambiará radicalmente. Ni el local ni su fachada están catalogados, no tienen ningún tipo de protección ni valor patrimonial. "Podría ser muy complicado hacer compatible la construcción de pisos dotacionales con la estructura de la fachada actual, que ya es de dos pisos", opina el regidor.