Internet, micromundo transparente
Internet ha transformado completamente las formas de comunicación entre los seres humanos, pero en ese proceso el poder económico ha tenido un protagonismo, a veces, clandestino, si bien siempre presente. Internet es ante todo la transformación del ser humano en usuario consolidado.
Ser usuario significa estar controlado por las fuerzas económicas. Nuestro número de identidad es algo minúsculo comparado con el control que se ejerce a través de la Red. La política es económica encubierta, es un disfraz políticamente correcto que el poder se endosa para que creamos que las cosas suceden con toda normalidad e igualdad.
Nos piden participación ciudadana, nos piden que enviemos nuestras fotos para que salgan en primera página, nos solicitan nuestras opiniones, nos da la posibilidad de crearnos nuestras bitácoras personales para que podamos expresarnos libremente, nos ofrecen la posibilidad de ser protagonistas dentro de nuestro anonimato social asumido. No es poco. ¿Tentador? Quizá demasiado.
Detrás quedan nuestras huellas en cada página que visitamos; queda también lo que pensamos, algo muy válido para los gurús empresarios que lo transforman de materia prima en producto elaborado.
Somos ahora caminantes que dejan sus huellas sociales en el camino infinito que recorremos a través de la Red. Somos caminantes en un mundo creado desde el poder y controlado desde arriba. Internet es el micromundo en el que viven nuestros pensamientos. Internet es un micromundo demasiado transparente, como debería ser, paradójicamente, la economía para ser políticamente correcta; es decir, para convertirse en política.
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