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Vientos de cambio

El último informe trimestral del Banco de Pagos Internacionales (BIS) pone de manifiesto el formidable crecimiento del mercado de divisas. Según las estimaciones que se elaboran con los datos recogidos cada tres años, la comparativa se basa en la actividad del mes de abril, en este último trienio el volumen de negociación creció un 70% y casi se ha quintuplicado desde que se comenzara la muestra en 1989.

Se estima que la rotación diaria asciende a 3,2 billones de dólares, cifra espectacular si consideramos que el PIB español ronda los 1,3 billones de dólares y desde luego muy superior al montante total que gestionan en divisas el conjunto de los bancos centrales más representativos. Este crecimiento, sin embargo, se ha concentrado en un número reducido de plazas -Reino Unido, Suiza y Singapur-, mientras que mercados tradicionales como EE UU o Japón han perdido representatividad o incluso volumen de negocio frente a 2004, como es el caso alemán.

El dólar continúa ocupando un papel preponderante en el mercado de contado y, sobre todo, en el segmento a plazo, a gran distancia del euro

Los datos publicados no muestran cambios muy significativos en la estructura del mercado. El dólar continúa ocupando un papel preponderante en el mercado de contado y, sobre todo, en el segmento a plazo, a gran distancia del euro, que apenas ha ganado cuota en la negociación diaria desde su nacimiento. El retroceso más acusado, en paralelo al castigo experimentado en los últimos años, ha correspondido al yen.

Como contrapartida, las divisas que han ganado importancia relativa han sido, por un lado, aquellas más habituales en las estrategias de carry trade (dólares australianos, neozelandeses y corona noruega) y, por otro, un buen número de divisas emergentes, como el real brasileño, la rupia india, el zloty polaco o el yuan chino, cuyo peso relativo, cuando menos, se ha duplicado.

Se trata sin duda de una evolución previsible, considerando de la mayor importancia lo que han cobrado las economías emergentes en el contexto global. La consolidación de este proceso dependerá del ritmo de desarrollo de sus respectivos sistemas financieros, factor imprescindible, no sólo para canalizar el ingente ahorro acumulado por estas economías en los últimos años, sino también para contribuir al progresivo relevo del sector exterior en favor del consumo privado como motor de su crecimiento.

César Cantalapiedra y Pablo Guijarro son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas.

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