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Reportaje:La mayor operación bancaria de la historia

Un nuevo orden bancario

Íñigo de Barrón

Nada será igual a partir de ahora. Los pequeños bancos pueden ser compradores y los grandes, comprados. Se ha cambiado el orden natural. Las entidades se observan con recelo.

El primer banco holandés, ABN Amro, ha visto cómo uno más pequeño, Fortis, se ha quedado con su red de oficinas. Es decir, el banco número 15 del mundo ha sucumbido en manos del 24º gracias a que acudía con dos primos de Zumosol: el Royal Bank of Scotland (el 12º del mundo) y el Santander, en el puesto octavo. Este modelo de comprar entre varios y repartirse la caza dispara las quinielas de posibles adquisiciones. A corto plazo, los ojos están puestos en Barclays, perdedor de la batalla de Holanda, lo que le convierte en pieza a batir ante su posible debilidad por la tensión que el equipo directivo puede tener tras el fracaso.

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Mientras tanto, en el Santander hay trabajo para rato. El grupo se ha transformado al ratificar su posición de líder mundial por oficinas, con 14.083 sucursales abiertas. El siguiente de la clasificación -excluidos los bancos chinos- es HSBC, con menos de 10.000 oficinas. En plantilla es el cuarto del mundo: 173.709 empleados. El Santander está detrás del Citigroup (más de 300.000); HSBC (280.000) y Bank of America (220.000). Esta cifra caerá con el recorte de empleo previsto para Brasil, donde fusionará Banespa con el Banco Real, en que un 20% de los empleados rota cada año.

El Santander vale hoy más 86.000 millones en Bolsa. Tras la conversión de los bonos y con la ampliación de capital que tiene pendiente, el banco cántabro puede superar los 90.000 millones, con lo que sacará casi 25.000 millones al BBVA. Esta distancia es igual al valor del Popular y del Sabadell juntos. Eso son varios cuerpos de ventaja.

De todas formas, ahora llega el momento de la verdad para el Santander porque todavía no ha podido examinar con profundidad los bancos comprados. Puede haber sorpresas. Por eso, Botín ha mandado a dos directivos a Italia y a Brasil para que lo comprueben todo. El grupo español se ha hecho con dos entidades, el Banco Real, el tercero de Brasil por oficinas y créditos, y Antonveneta, el séptimo de Italia. El Santander dispone ahora de 4.000 oficinas en el país de Lula, aunque durante dos años las redes del Banco Real y la de Banespa (comprado en 2000) trabajarán por separado. "Banespa no era una gran franquicia porque está centrada en la banca mayorista. No acababa de tirar, pero tras la fusión con Banco Real, una entidad realmente minorista, puede convertirse en una entidad espectacular", dice un experto financiero. En 2010 el Santander ha dicho que obtendrá 2.657 millones de euros (3.781 millones) de beneficio neto. Esta cantidad es la que obtuvo todo el grupo Santander en 2003, lo que indica la rápida transformación de la entidad.

El Santander tiene el honor de ser el único de los grandes bancos del mundo que tiene una posición relevante en uno de los cuatro países emergentes: Brasil, China, Rusia e India (BRIC). Ni el Citigroup ni HSBC lo han conseguido, por el momento.

En Italia la noticia es que un banco español ha conseguido entrar. Las murallas (y la falta de arrojo) impidieron la entrada del BBVA en este mercado, considerado el más cerrado e ineficiente de Europa. El Santander tampoco pudo con SanPaolo y ahora llega con Antonveneta, que tiene 1.045 oficinas. Es un banco ineficiente, que gasta 53,6 euros por cada cien que ingresa. En el Santander sólo destinan 42 euros, lo que anticipa serios recortes para los italianos. Con tanto crecimiento, llegará la paradoja de que el mayor banco español será cada vez menos español. Preguntado Botín hasta dónde podía reducirse el peso de España, su respuesta fue "hasta el 25% del negocio". Todavía tiene margen para comprar más bancos. Quizá el Sovereign.

Arthur Martínez (izquierda) y Rijkman Groenink, en la junta de ABN, el 26 de abril de 2007.
Arthur Martínez (izquierda) y Rijkman Groenink, en la junta de ABN, el 26 de abril de 2007.AP

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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