Yo también estudié en El Pilar
La escuela religiosa que educó a los hijos de la burguesía madrileña cumple 100 años convertida en centro concertado
El colegio de Nuestra Señora del Pilar, enclavado entre las calles de Castelló y Príncipe de Vergara, en el corazón del barrio de Salamanca, acaba de cumplir 100 años. El Pilar, como se le conoce, ha sido principal vivero estudiantil de la burguesía masculina madrileña. La onomástica se celebró ayer, día de su patrona, con una jornada de puertas abiertas y una exposición que durará hasta el 30 de junio. La muestra da cuenta de la evolución experimentada por un colegio católico que desde su origen educó al cogollo dirigente de la política y las profesiones de Madrid, señaladamente las que rigieron la transición democrática, para ser hoy un centro concertado. Es mixto desde 1977 y abarca desde primaria hasta bachillerato.
Por sus aulas han pasado políticos como José María Aznar y Javier Solana
En la muestra que narra la historia del colegio del Pilar se subraya que en su ideario educativo "la religión es propuesta, no impuesta", y hace referencia a la vocación científica de la institución y a la pluralidad como valor. Prueba de ésta es la nómina de quienes pasaron por sus aulas, desde el ex presidente del Gobierno José María Aznar, los periodistas y académicos Juan Luis Cebrián y Luis María Anson, el político Antonio Garrigues Walker, el ex secretario general de la OTAN Javier Solana -que siendo alumno gozaba de una excelente voz que entonaba desde el coro colegial-, hasta Julio R. Aramberri, dirigente de la Liga Comunista.
Unas 2.000 personas, estudiantes, ex alumnos y familias, en un ambiente grato por la suavidad del otoño madrileño, acudieron al colegio, que cuenta con piscina y gimnasio subterráneos, en una manzana que alberga un edificio de capilla de traza neogótica, con pabellones unidos por galerías acristaladas. Costó 2.750.000 pesetas en 1921, unos 16.500 euros de hoy. Fue ideado por Aníbal Álvarez en 1916 y ampliado en 1959 por un ex colegial, el arquitecto Luis Moya Blanco. Desde 1997 es Bien de Interés Cultural.
El colegio vivió ayer emotivos reencuentros entre antiguos alumnos, profesores y chavales que actualmente estudian allí. "Ser pilarista es una responsabilidad. Hay que dar la talla", decía Pablo Navarro, profesor en el colegio y ex alumno del centro. "Nuestro lema", añadía, "es la verdad os hará libres, que significa ser íntegros, generosos y conscientes de la gran suerte de pertenecer al colegio; en resumen, ser buenas personas".
Una compañera suya, Mónica, destacaba uno de los momentos vividos ayer que considera más entrañables: "Un antiguo alumno me ha dicho: 'Hace 67 años que pasé por esa puerta". Se refería a la entrada al recinto, un arco muy significativo para todos los que allí estudiaron. Ya dentro, una enorme vidriera de la casa Maumejean, que data de 1942 -en plena posguerra civil-, muestra a un fraile, un obispo, dos civiles trajeados y un coronel del ejército de Franco rindiendo pleitesía a la Virgen del Pilar, todos provistos de palmas, que simbolizan el martirio. Se conserva junto a un panel con el lema Caídos por Dios y por España 1936-1939, con una numerosa lista de ex alumnos. Miles de niños todavía cruzan ante la vidriera para ir a las aulas.
Julio Banacloche, presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos (5.000 de los 15.000 que pasaron por sus aulas), subraya: "Durante la dictadura no hubo uniforme ni obligación de acudir a misa. Siempre ha habido un talante liberal".
La Congregación de María, que rige el colegio, fue fundada por el sacerdote Guillermo José Chaminade (1761-1850), cura no juramentado, como se denominaba a quienes ejercieron clandestinamente su ministerio religioso durante la Revolución Francesa. Exiliado en Zaragoza, ante la imagen de la Virgen del Pilar se comprometió a crear una organización religiosa misionera, la misma que educa en Madrid desde 1907.
El director del colegio, Ignacio Zabala, ironizaba ayer y se mostraba dispuesto a emprender ya "el segundo centenario".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.