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El Eurogrupo critica con dureza a Francia por no reducir su déficit

Andreu Missé

Las posiciones de Francia fueron objeto de críticas por parte del Banco Central Europeo y de cuatro socios del Eurogrupo, (en el que participan los 13 países que han adoptado el euro) en la reunión celebrada ayer en Luxemburgo. El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, lanzó incluso una seria advertencia. Según dijo, el paquete de medidas presentado por la ministra Christine Lagarde "no incluye el ajuste que sería necesario para alcanzar el equilibrio presupuestario en 2010. En el mejor de los casos, lo conseguiría en 2012, es decir, no cumple los acuerdos de Berlín del pasado mes de abril".

Además de la defensa de un euro fuerte por parte de Alemania, Holanda, España y Austria, frente a las apelaciones del presidente francés Nicolas Sarkozy a su depreciación frente al dólar, hubo una reprimenda implícita del presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, al exhortar a los países de la zona euro a que respeten de manera "rigurosa" el Pacto de Estabilidad.

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Todo el mundo interpretó el mensaje de la máxima autoridad monetaria europea como una crítica tácita a Francia, que en su presupuesto de 2008 mantiene un déficit del 2,3%, prácticamente el mismo que para este año, 2,4%. Ello supone la imposibilidad de alcanzar el equilibrio presupuestario en 2010 como acordaron los ministros del Eurogrupo, incluido el francés, el pasado abril. Francia prevé cumplirlo en 2012.

En defensa de un euro fuerte

Otro punto de fricción con Francia es la fortaleza del euro, que nació en 1999 a un cambio de 1,17 dólares y cuesta ahora 1,42. Este nuevo valor resulta muy beneficioso para los importadores de materias primas, especialmente petróleo y gas, pero también perjudicial para algunas exportaciones manufactureras que pueden ser fácilmente sustituidas por las de otros países con costes laborales más bajos.

Alemania, líder mundial de las exportaciones, en buena parte productos de alta tecnología, con mucho peso en el mercado europeo, es la menos sensible al encarecimiento del euro. Ayer, Alemania pasó abiertamente a la contraofensiva y su ministro de Economía, Peer Steinbrück, manifestó que "es mejor un euro fuerte que un euro débil".

Su homólogo holandés, Wouter Bos, fue más lejos. "Todo el objetivo de la Unión Monetaria", manifestó, "era hacer un euro fuerte". "Ahora que lo tenemos", añadió, "deberíamos estar contentos". En la misma línea se expresó el español, Pedro Solbes, al señalar que "el tipo de cambio debe responder a los fundamentales económicos" (inversión, empleo y confianza). El presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, exhortó a los norteamericanos a revaluar su moneda de forma muy implícita: "Tomamos nota" dijo "del interés de las autoridades norteamericanas de que un dólar fuerte redunde en interés de su economía".

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