Una administración esquizofrénica
Patronal, sindicatos y administración coinciden en subrayar que la suspensión de pagos de la inmobiliaria Llanera responde a un problema aislado y no puede extrapolarse al conjunto del sector. Una gestión ambiciosa y unas expectativas demasiado optimistas habrían tropezado de golpe con la restricción internacional del crédito a la promoción de vivienda derivada de los problemas que han atravesado varias entidades financieras en Estados Unidos por conceder generosas hipotecas sin las garantías suficientes. Si no se hubiera producido el fiasco hipotecario en Estados Unidos, asegura un experto, Llanera habría podido vender suelo y salvar sus problemas de liquidez.
Promotores inmobiliarios, sin embargo, sugieren que los problemas de Llanera se han precipitado antes, pero son extensibles a un gran número de empresas inmobiliarias, sobre todo pequeñas.
Promotores y algún financiero sugieren, además, una reflexión de otro calado en torno a la responsabilidad política de la Generalitat en la situación del sector inmobiliario. El primer responsable de Vivienda del Consell que presidía Francisco Camps entre junio de 2003 y junio de 2006 fue Rafael Blasco. "Un consejero que nos animaba a crear riqueza", recuerda un promotor. En tres años, Blasco aprobó 122 expedientes de reclasificación de suelo que afectaron a una superficie de 69 millones de metros cuadrados. Durante 36 meses se aprobaron una media de 3,4 expedientes por mes y se reclasificó una superficie media de 1,9 millones de metros cuadrados al mes. La superficie media afectada por cada expediente fue de 567.000 metros cuadrados.
Desde junio de 2006 hasta junio de 2007, el responsable de Vivienda fue Esteban González Pons. "Cuando le planteábamos nuestros problemas, nos hablaba de la tortuga boba", apunta el mismo promotor. En un año, González Pons aprobó cuatro expedientes de reclasificación de suelo que afectaron a una superficie de algo más de cuatro millones de metros cuadrados. Una media de un expediente cada tres meses, pero con una media de superficie por caso superior al millón de metros. Una administración esquizofrénica.
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