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Reportaje:

La identidad gallega de la Costa Este

Un documental relata la historia de los más de 15.000 emigrantes que viven en Nueva York y Nueva Jersey

La imagen encuadra uno de esos peculiares y populares camiones de bomberos estadounidenses. El bombero, de uniforme, declara al entrevistador: "Hay muy pocos aquí que no hablen gallego". Lo curioso del fotograma es que el entrevistado se refiere a Newark, que con 273.500 habitantes es la ciudad más grande del estado norteamericano de Nueva Jersey, a veinte minutos en tren de la Zona Cero neoyorquina. Alrededor de la mayor comunidad emigrante gallega de los Estados Unidos gira el documental Os 15.000 de Newark, dirigido por Anxo Fernández y conducido por Paco Lodeiro, que se emite esta tarde en Televisión de Galicia.

La vida en Newark sucede en torno al puerto, en la desembocadura del río Paissac. Desde la década de los ochenta, los muelles de la ciudad se han convertido en el más grande receptor de contendores del puerto de Nueva York. En él han trabajado, durante todo el siglo XX, emigrantes gallegos. "Los empleos en el puerto se traspasaron entre generaciones de gallegos", afirma el responsable de Os 15.000..., Anxo Fernández. Pero entre los más de 40 testimonios que rescata la película no sólo se encuentra la mano de obra portuaria.

Mary, emigrante de Muros, habla gallego occidental salpicado de coletillas inglesas

"Un profesor universitario, un tatuador, empresarios, una peluquera", recuenta Fernández, "lo asombroso es la variedad de la emigración en Estados Unidos". La restauración resulta otro de los destinos laborales preferidos por los gallegos. Y a pesar de que, según Anxo Fernández, sorprende "la fidelidad identitaria" de los gallego-estadounidenses, la nomenclatura de sus establecimientos revela cierta hibridación: tres cuadras más allá de un A Nosa Terra puede aparecer un Forno's of Spain o Spanish Tavern.

"Mi hija iba al Club España y allí aprendió pandereta y a bailar", asegura Mary, una mujer de Muros que vive en Newark desde hace veinte años y habla un gallego occidental -es decir, gheada y seseo- salpicado de coletillas inglesas. Su hija, de 15 años y nacida ya en Estados Unidos, practica el bilingüismo: inglés en el instituto y en la calle con los amigos, y gallego en casa. Anxo Fernández se refiere a esta "tercera generación de emigrantes" con admiración: "Son los más celosos de la identidad gallega".

Aunque el marido de Mary trabaja en Nueva York, la familia apenas visita la capital y prefiere pasar el ocio en Atlantic City, la segunda capital estadounidense de los casinos y con un afamado paseo marítimo. En el Club España, por cierto, la inmensa mayoría de los socios procede del noroeste peninsular.

En la misma calle donde vive Mary y su familia, la zona residencial de Newark -que pueblan, además de gallegos, portugueses, puertorriqueños y una creciente colonia brasileña- se encuentra el Centro Orensano. Entre las casas unifamiliares del lugar, enfrente de un pub regentado por oriundos de Puerto Rico, un edificio blanco esconde lo más parecido a una taberna galaica de la Costa Este. Futbolín, máquina de café "como as dos bares" y cuatro paisanos jugando tute subastado y en gallego. Algunos parroquianos arrimados a la barra engullen vino con Seven-up en vaso de tubo.

Paco Lodeiro, inspirador del documental, recuerda como hace siete años conoció "la peña Forza Dépor USA, de Newark". Invitado por los aficionados deportivistas de Nueva Jersey durante cinco años, de la mano de Lodeiro recalaron en el Club España Gayoso u Os Tonechos. "Estar allí era como estar en una tasca del Ribeiro", termina.

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