Atentado en Yemen
Por medio de esta nota queremos comunicar nuestro más profundo agradecimiento a todas y cada una de las personas que nos han ayudado, apoyado y mostrado su afecto tras el atentado en que resultó herida mi hermana Begoña en Yemen.
Queremos empezar por agradecer a Victoria Ortega, trabajadora del Ministerio de Exteriores, la primera persona con la que contactamos, la que nos respondió a toda hora y sin demora a nuestras preguntas y que demostró gran entereza dándonos pautas claras y a la vez toda la empatía y el apoyo que necesitábamos en ese momento que nos sentíamos tan solos e impotentes. A Ana Corneja, nuestra coordinadora asignada por el Ministerio de Asuntos Exteriores, que nos acogió a nuestra llegada en la T-4 de Madrid y no nos abandonó hasta la T-2 con destino a Bilbao. Ambas son ejemplo de eficacia, profesionalidad y humanidad. Al personal que nos recibió en la base de Torrejón de Ardoz, que fueron amables y delicados desde la primera bienvenida hasta la despedida, y donde no faltó ni la sonrisa de acogida ni un café que en ese amanecer todos agradecimos, a pesar de no ser nadie capaz de tragarlo.
A todo el personal del hospital militar donde los heridos fueron llevados para un reconocimiento. A todas y cada una de las enfermeras que ofrecieron sus esponjas y toallas para que pudieran darse su primera ducha (ellas sabían muy bien lo importante que es eso para sentirse bien), ayudaron a retirar los cristales de la cabeza y embadurnaron de Betadine con todo el cariño y la complicidad que las amigas saben hacerlo. Al médico asignado a Bego -lamento no conocer su nombre- que no solamente fue un gran profesional y aportó informes y pruebas y la examinó exhaustivamente, sino que nos reconfortó enormemente con un trato cálido y muy humano. A los conductores de ambulancias y sus ayudantes, que hicieron que nuestros desplazamientos fueran los más cómodos. A todas las personas del ministerio que nos dieron la bienvenida y nos abrazaron y consolaron y a los que abrazamos y sonreímos con toda la gratitud del alma.
Más difícil de hacer llegar pero igualmente importante, es nuestro agradecimiento a los médicos y enfermeras que atendieron a Bego en el hospital de la capital de Yemen, donde la barrera idiomática y la carencia de calmantes fue suplida con caricias de apoyo y miradas que son el lenguaje universal mejor entendido y que dejaron una profunda gratitud y consuelo en Bego.
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