Los tribunales han aplicado más de 4.500 medidas a menores en los últimos seis años
Sólo en 186 casos de los 1.107 juzgados el año pasado se internó a los jóvenes delincuentes
Robos y hurtos con fuerza o intimidación, lesiones y peleas son los delitos más comunes que cometen los menores y que llegan a los juzgados. Desde 2000, año en que entró en vigor la ley del Menor y se subió la edad penal a entre 14 y 18 años (antes entre 12 y 16), los juzgados vascos de menores han dictado 4.515 medidas punitivas. La más aplicada es la de prestaciones en beneficio de la comunidad, con 1.911 causas, seguida de la libertad vigilada (1.034) y el internamiento (673). Justicia no aprecia entre los menores un aumento significativo de casos de violencia entre iguales.
El menor que delinque en la comunidad autónoma es un chico en casi el 90% de los casos. Tiene entre 14 y 18 años, porque antes no hay responsabilidad penal, aunque en edades cercanas a los 14 se informa a la diputación correspondiente del hecho delictivo para que se realice una intervención de tipo social si procede. La actuación delictiva más frecuente es el robo, a mayores o a otros menores, para lo que el menor delincuente no duda en utilizar la fuerza o la intimidación. Entre las chicas, que apenas superan el 10% de los menores que delinquen, se dan menos delitos violentos, pero está subiendo la incidencia de la violencia familiar. Concretamente, el caso de adolescentes que se enfrentan de forma agresiva y desafiante a sus progenitores, en especial a la madre.
Así lo cuenta a grandes rasgos Xabier Etxeberria, director de Ejecución Penal del Gobierno vasco, cuya percepción es que la violencia de los menores entre iguales no ha ido en aumento desde 2002, a pesar de la impresión existente en caso contrario. Lo que sucede, en opinión de este alto cargo del Departamento de Justicia, es que cada vez se producen más denuncias por esta causa. "Ha disminuido la tolerancia, tanto en las familias como en los centros escolares. Desde el caso de Jokin, en Hondarribia, se denuncian más casos de acoso escolar, pero eso no significa que antes no los hubiera. Ahora se denuncia lo que antes se soportaba. En todo caso, no es alarmante", asegura Etxebarria. No obstante, matiza que los datos que maneja se basan en las denuncias, es decir, en los presuntos delitos que llegan a los juzgados, que no abarca la totalidad de los que realmente se cometen.
Durante el año 2006, y según datos aún provisionales proporcionados por el Departamento de Justicia, Empleo y Seguridad Social, se dictaron 1.107 medidas para "unos 650 menores, chicos y chicas" que habían delinquido. La diferencia entre el número de menores y el de medidas estriba en que a varios de los menores se les aplica más de una o son reincidentes en el mismo año, explica Etxebarria.
De las medidas dictadas el año pasado, según los datos adelantados el pasado mes de junio por el consejero de Justicia, Joseba Azkarraga, un total de 186 fueron de internamiento de los menores delincuentes en los centros dependientes de su departamento. Es decir, sólo un 14% de las medidas implica el ingreso del menor en un centro cerrado, aunque también se contabilizan otras 147 permanencias de fin de semana en dichos centros a lo largo de 2006. Por el contrario, el 73% de las medidas que imponen los Juzgados de Menores en la comunidad autónoma son de medio abierto, como prestaciones en beneficio de la comunidad o libertad vigilada, según destacó el consejero durante la inauguración del Centro Educativo Uribarri (Álava), con capacidad para 14 menores. En otros 421 casos los equipos psicosociales realizaron labores de mediación entre el infractor y la víctima.
Xabier Etxebarria asegura que no existen estudios solventes sobre el índice de reincidencia de los menores que han pasado por los juzgados. El Departamento de Justicia está realizando en estos momentos un trabajo sobre esta materia, aunque tardará en ofrecer resultados precisos. Y es que se necesita que pasen tres años desde que se le ha juzgado al menor para que las conclusiones sobre su reincidencia o reinserción resulten significativas.
Sin embargo, Etxeberria avanza que los menores "repiten" conducta delictiva en un 20% de los casos, una cifra que a los encargados del estudio ha "sorprendido positivamente", indica, ya que otro trabajo realizado en Cataluña arroja cifras más altas.
"No son eficaces"
"La tasa de reincidencia depende de la medida aplicada y ésta de la gravedad del delito. Al que se le impone una prestación a la comunidad, no suele reincidir. Sin embargo, en medidas de internamiento, que se aplican por delitos más graves o por la suma de varios, la reincidencia está en un 40%", indica Etxebarria. Precisa, sin embargo, apunta que el índice de denuncias y de delitos de menores por habitante están en Euskadi "por debajo de otras zonas".
Por su parte, la Asociación Clara Campoamor hace una lectura más dura sobre el tema. Su presidenta, Blanca Estrella Ruiz, considera significativo el aumento anual de delitos juveniles y recalca que "de los cometidos por menores de 14 años no se sabe nada, porque no se les juzga", lo que no quiere decir que no se cometan o sean de poca importancia.
Para Ruiz, las medidas no son eficaces para la reinserción y la reeducación, y sostiene que habría que aplicar más dureza según el delito que se comete. "En los casos de violación y delitos de sangre habría que replantearse el tema. No digo que se cumpla una pena íntegra de 30 años en cárceles para adultos, pero tampoco en centros de internamiento de menores. Habría que estudiar algo intermedio. Lo que no puede ser es lo que es ahora", zanja.
Blanca Estrella Ruiz también es muy crítica en cuanto a la eficacia de las medidas que ahora se imponen a los menores. "Se les condena a prestaciones en beneficio de la comunidad, pero no las cumplen porque no hay dónde hacerlo", asegura, al tiempo que cuestiona también la eficacia de la libertad vigilada. "¿Cómo se les va a vigilar a los menores si es algo que no se hace con los maltratadores con orden de alejamiento?", se pregunta Ruiz.
El 'efecto novia' y la inmigración
El aumento en la edad penal, que pasó a ser de 14 a 18 años, ha hecho también que los delitos hayan crecido en violencia. "No es lo mismo la agresividad que puede presentar un menor de entre 12 y 16 años, que de 14 a 18", explica Xabier Etxeberria. "La peor edad delictiva está en torno a los 17 y 18 años; sobre todo a los 17, cuando se hacen muchas tonterías. Curiosamente, a partir de los 19 años la incidencia empieza a bajar, porque se centran más en los estudios, comienzan a madurar y a tener novia". "El factor novia ayuda muchísimo", destaca el director de Ejecución Penal del Gobierno vasco. Pero no ocurre al revés: "La chica delincuente que se echa un novio suele ir a peor", apunta.
En otro terreno, Etxebarria admite que la inmigración ha influido en que haya aumentado el número de menores que delinquen. "No se trata de la inmigración en sí", matiza, "sino de que llegan a Euskadi chavales extranjeros menores de 18 años sin familias, que andan deambulando por las calles sin medios económicos y sin control". Es en estos casos cuando "se nota" si las diputaciones tienen sus centros de acogida muy saturados o no. "Si funcionan bien, se detectan menos delitos. Pero cuando han llegado muchos menores inmigrantes, se ven desbordados en su capacidad para controlarlos".
Sólo en los últimos días de agosto cinco menores fueron detenidos en Vitoria por agredir y robar a un joven y otros tres menores más fueron arrestados en San Sebastián por cometer robos con violencia contra otros menores durante la Semana Grande.
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