25 años de Sidecar en moto
A finales de 1982, un nuevo club musical abrió sus puertas en un rincón de la plaza Reial de Barcelona. Roberto Tierz, su promotor, buscaba un nombre sonoro para la sala y se le ocurrió llamarla Sidecar. "Existía un precedente en un cómic surgido del entorno de Montesol, Mariscal, Nazario y todo ese grupo, y me gustó como sonaba", explica. A partir de ahí han sido 25 años de conciertos y actividades en uno de los referentes clave de la movida musical de la ciudad, por donde han pasado artistas como Pau Riba, Rebeldes, Siniestro Total, Manu Chao y Sergio Makaroff.
"Barcelona es una moto a la que estamos indisolublemente ligados", afirma Tierz en la web del Sidecar Factory Club, denominación actual del tinglado. Y para celebrar estos 25 años decidió hacer honor al nombre uniéndolo por un día a la máquina que según los cánones debe acompañarlo: la moto (con sidecar). Francesc Palau, director del salón Auto Retro de Barcelona, activó sus contactos y consiguió reunir una treintena de máquinas con su correspondiente cochecito adosado -de ahí la voz inglesa sidecar-, que ayer al mediodía estacionaron en una esquina de la plaza, frente a la sala, antes de efectuar un sonado pasacalles por el centro de la ciudad.
El club musical de la plaza Reial celebra su aniversario con un desfile de sidecars
Venidas de toda Cataluña, y de otras partes de España como Almería y Zaragoza, la mitad eran modelos de fabricación reciente, equipadas con modernos y aerodinámicos sidecares, con mayoría de BMW, Honda y Harley-Davidson. La más espectacular era el conjunto compuesto por una Suzuki DR Big, un sidecar y un remolque, capaz de llevar a cuatro personas y todo su equipaje: más de cinco metros de longitud total y un valor en torno a los 20.000 euros. Acudieron también un par de Ural y una Dnieper, copias de la celebérrima BMW boxer fabricadas en la antigua URSS que hoy se importan en España para los amantes de la mecánica retro. La otra mitad eran motos más antiguas, incluyendo varias Vespa y Lambreta de fabricación española, y una rara Roa Superfoxter 200 bastante bien conservada. Entre las clásicas cabe destacar un buen puñado de BMW de todas las épocas, incluida una R 75 militar del Africa Korps, una NSU y una Guzzi.
Tres motos inglesas -las más antiguas de la reunión- acapararon las miradas: una BSA 500 de 1929, otra BSA de las llamadas sloper (por su cilindro inclinado) de 1933, y la joya del día: una Douglas 600 de 1930 unida a un enorme sidecar azul, que nunca ha sido restaurada pero aún funciona a la perfección y luce con orgullo la pátina del tiempo en su metal bruñido.
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