Estoy aquí como tu amigo
La originalidad y libertad con que se ha organizado este acto, en homenaje y memoria a Jesús de Polanco, me ha servido para salir de las dudas que me planteaba la participación en él. Pensaba, en un principio, que otras muchas personas, por los largos años de relación o por el frecuente trato, podían haber ocupado este lugar que yo ahora ocupo.
Pero hubo unas cuantas razones que, como diría la sugerente expresión clásica, "vencieron mi ánimo". La primera tal vez -y es algo que lamentaré siempre-, las pocas ocasiones en que pudimos hablar, a no ser en algunos actos culturales en los que, casualmente, coincidimos; pero precisamente, por ello, era sorprendente ese sentimiento amistoso hacia mí que, más allá de cualquier forma de cortesía, percibí siempre en Jesús de Polanco. [...] Un par de recuerdos de estos fugaces encuentros acabaron por servirme de excusa, para aceptar, con tristeza y, paradójicamente, con alegría, rendir aquí, públicamente, un homenaje personal a ese desinteresado y generoso regalo de su amistad.
Texto íntegro del discurso en ELPAIS.com |
No tengo más remedio que aludir a un encuentro que tuvo lugar, hace dos años por estas fechas, en la embajada alemana, con motivo de una condecoración que me había concedido la República Federal. [...] Cuál no sería mi sorpresa cuando le descubrí, entre los asistentes. Al acabar el acto y acercarme a él para saludarle y presentarle al Encargado de Negocios, dije al Señor Weigel: "Jesús de Polanco, presidente del grupo PRISA" y no sé si añadí alguna otra cosa importante. Jesús me cortó y me dijo, "No, no, yo estoy sólo aquí como tu amigo". [...] Al tener noticia de su muerte, este recuerdo me vino, obsesivamente, a la memoria: "Estoy aquí, como tu amigo". [...]
La última vez que lo vi, [...] fue con motivo del acto, en el pasado junio, de la junta de accionistas de EL PAÍS, que tuvo lugar en este escenario y que, en su espontánea respuesta a una pregunta provocó, en los días siguientes, por parte de algunos grupos de la política y de la prensa, una reacción absolutamente inapropiada, exagerada, injustificada y, por supuesto, injusta. [...]
Al salir nos encontramos en la sala vecina. [...] "A lo mejor se me ha escapado algo que puede chocar, y me he dejado llevar por lo que siento. Pero uno no sabe siempre compaginar la ética, las emociones, la sinceridad y la política. Un día, podríamos hablarlo". Esas palabras brotaban del fondo de una personalidad que, en muchos casos, estaba oculta en la diaria lucha de quien tenía que bregar, por la importancia y trascendencia de sus creaciones.
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