Estonia dificulta el proyecto de gasoducto entre Rusia y Alemania
El gasoducto de Europa del Norte, proyectado para unir directamente a Rusia y Alemania por el fondo del Báltico a partir de 2010, sufrió ayer un revés que podría retrasarlo cuando el Gobierno de Estonia se negó a permitir una exploración del fondo marino en su zona económica de ese mar. El objeto de la exploración era determinar la ruta submarina del gasoducto, que tendrá una longitud de 1.200 kilómetros y es el proyecto estrella en el abastecimiento de gas ruso a Europa.
La conducción tendrá una capacidad de 55.000 millones de metros cúbicos anuales, costará 9.000 millones de euros y pertenece a la compañía Nord Stream, con sede en Suiza, que ha sido formada por Gazprom (51%) y las empresas alemanas E.ON y Basf, que se reparten el 50% restante.
Estonia basó su rechazo en su "soberanía" y en sus "intereses nacionales". Su ministro de Exteriores, Urmas Paet, hizo saber que su país se opone a la construcción de un gaseoducto por el fondo del Báltico. Estonia se unió así a la posición de Polonia, Letonia y Lituania. La negativa de Tallin no paraliza el proyecto, pero obliga a Nord Stream a afrontar las dificultades de otras rutas con relieves menos favorables y a esquivar peligrosos restos naufragados de la Segunda Guerra Mundial.
La compañía Nord Stream se había dirigido a Estonia siguiendo los consejos de Finlandia, que no se opone al proyecto, pero que considera el fondo marino de la zona económica estonia como más plano y más favorable desde el punto de vista ecológico. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, expresó ayer su esperanza de que Estonia se avendrá a colaborar.
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