La estrategia ante la crisis provoca la división en la patronal bancaria
Los bancos rompen un principio de acuerdo para consensuar una respuesta
Cuando llegan los momentos duros, afloran las tensiones larvadas. Los bancos estuvieron trabajando, con el apoyo de Miguel Martín, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), en una declaración que resaltase la solvencia del sector y la fortaleza de la economía española. Tras lograr un consenso inicial, el acuerdo se rompió al desmarcarse del mismo el BBVA, según fuentes financieras. La entidad vasca lo niega, mientras otras fuentes dicen que también el Popular prefirió quedarse al margen de la iniciativa por no estar de acuerdo con los datos, que podían favorecer al Santander.
La situación refleja la tensión que existe entre el BBVA y el Santander en la AEB
El martes pasado, 11 de septiembre, se reunieron los tres grandes bancos en la patronal. Con el consenso previo de los bancos medianos, (Banco Sabadell, Pastor, Banco de Andalucía, Banca March, Bankinter y Banco Guipuzcoano), se acordó que la Asociación Española de Banca (AEB) redactara un comunicado. En él debería quedar reflejado que la situación de la economía española y, sobre todo, del sistema financiero, no estaba afectada por la crisis hipotecaria originada por las hipotecas de alto riesgo de Estados Unidos.
Según diferentes fuentes, el promotor de la idea fue el Santander. Esta entidad convenció a Miguel Martín, presidente de la patronal, para que hiciera la propuesta y convenciera a las entidades medianas y grandes. En el almuerzo, al que acuden los consejeros delegados de los bancos o, en el caso de los grandes, los responsables de banca comercial española, no hubo grandes discrepancias sobre la redacción.
A partir de aquí las versiones son contradictorias. Según algunas fuentes, por la tarde de ese martes el BBVA llamó a la patronal para descolgarse del comunicado. Ante esta situación, la AEB decidió no emitirlo. La interpretación de ese cambio de postura es que la entidad presidida por Francisco González no quería dar una muestra de apoyo a la economía, y por lo tanto a la política del Gobierno. El BBVA negó tajantemente estos hechos. El Santander y el Popular declinaron hacer comentarios.
Sin embargo, según otras fuentes, no sólo se opuso el BBVA sino también el Banco Popular, y las razones no eran políticas sino financieras. Esta versión coincide con la anterior en que en el almuerzo hubo un principio de acuerdo, pero posteriormente, cuando se estudió con detalle, el tema no estaba tan claro. Según esta versión, además del comunicado la AEB iba a ofrecer un pequeño desglose de los principales datos sobre la exposición hipotecaria de la banca. Ahí llegó el lío. El BBVA y el Popular entendieron que no eran datos auditados ni homogéneos y prefirieron que no se publicaran. Otras versiones apuntan a que eran especialmente favorables al Santander, que los tenía muy estudiados porque estaba preparando su reunión con analistas e inversores en días posteriores. Entre los bancos medianos, la mayoría parecía favorable a que se emitiera la nota oficial.
Al margen de los detalles, la situación refleja la tensión que existe entre el primero y el segundo, entre el Santander y el BBVA. Esta tirantez se extiende a la patronal y afloró, por ejemplo, con el relevo de José Luis Leal por Miguel Martín. Algunos miembros de la AEB acusan a la entidad presidida por Emilio Botín de aprovecharse de su gran tamaño e influencia para ser poco colaboradora con el resto. Es decir, que "hace la guerra por su cuenta".
El último capítulo fue la preparación de una compleja documentación sobre las normas de transparencia propuesta por Bruselas, conocidas como Mifid. Tras varias reuniones para preparar un documento conjunto que ayudara al sector en uno de los temas más complicados a los que se ha enfrentado, el Santander se retiró. La interpretación fue que no quería compartir con nadie su posición sobre esta materia.
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