De la 'volata' al 'embalaje'

En una Vuelta atípica, con un podio extranjero y recorridos muy alejados de la gente, tenía que llegar una victoria atípica. Leonardo Duque mide 1,70, pesa 58 kilos y es velocista. Leonardo Duque, colombiano, se entrena en el velódromo de Medellín: "Allí corro tras una moto como único entrenamiento para el embalaje". En Italia, al sprint se le llama volata, en Colombia es el embalaje (en España al sprint se le llama sprint). Desde que se fue Freire, el sprint era cosa de volatas (Bennati, Bettini, Petacchi). Duque, como el vasco Fernández de Larrea, siempre quedaba a una rueda del éxito. Ayer se metió en la fuga buena de 17 ciclistas que arrancó en el kilómetro 60 y siempre supo leer acertadamente la carrera.

Duque eligió la escapada buena pero, sobre todo, eligió el ataque bueno. Se había ido del grupo con Horrach, Kolobnev y Herrero. Se entendía bien, pero por detrás un segundo grupo se les echaba encima. Cuando estaban a punto de enganchar, el mallorquín Horrach pegó un tirón brutal y Duque (también Kolobnev) se pegó a él porque allí adivinó el momento definitivo de la carrera. Los tres se fueron hacia la meta y Duque, con esa compañía, se sentía ganador. En el embalaje era el más rápido. El resto fue sencillo. Horrach, según dijo, hizo "la rata", irse atrás para intentar salir, pero se sentó en el sillín, ya exhausto y sin final. Kolobnev lo intentó por el centro, pero Duque salió por la derecha como un molinillo sobre los pedales, y ganó con comodidad.

Todo había sido raro, un tanto atípico, en una semana de Vuelta que tiene dos citas para determinar su final: el alto de Abantos el viernes y la contrarreloj de Collado Villalba el sábado. Más que para destronar a Menchov, algo casi imposible, para bajar a Efimkin o Evans del podio de Madrid. A eso aspiran los cuatro españoles que les acechan.