_
_
_
_
Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Vuelve el gran Villa

Un golazo del Guaje resucita al cuadro de Quique en Alemania ante un notable Schalke

Los grandes jugadores necesitan de las grandes citas para reverdecer. No les sirven los partidos de medio pelo. Así que llegó la Champions para el Valencia en el fastuoso estadio del Schalke y regresó Villa. No el Villa melancólico de este arranque de campeonato, sino el delantero chisposo y letal de los dos últimos años. El punta que crea una ocasión de la nada. El atacante que encuentra resquicios en las paredes defensivas. Claro que no regresó solo. Volvieron muchos de sus compañeros, desaparecidos hasta ayer. Miguel, por ejemplo.

SCHALKE 0 - VALENCIA 1

Schalke: Neuer; Rafinha (Grossmuller, m. 73), Westermann, Bordón, Pander; Jones; Ernst, Rakitic, Altintop (Lovenkrands, m. 73); Asamoah (Özil, m. 60) y Kuranyi. No utilizados: Tapalovic; Rodríguez, Azaouagh y Bajramovic.

Valencia: Cañizares; Miguel, Albiol, Helguera, Moretti; Angulo (Joaquín, m. 74), Albelda, Marchena, Silva; Morientes (Arizmendi, m. 79) y Villa (Sunny, m. 89) . No utilizados: Hildebrand; Alexis, Baraja y Manuel Fernandes.

Gol: 0-1. M. 62. Balón largo de Miguel a Villa, que anota tras una mala salida de Neuer.

Árbitro: Jan W. Wegereff (Holanda). Amonestó a Albelda, Marchena, Bordón, Grossmuller y Moretti.

50.000 espectadores en el Arena AufSchalke.

El triunfo en Alemania es un bálsamo para un equipo atormentado desde la pretemporada
Miguel fue decisivo: tocó la campana para salir de la cueva en la que estaba metido el Valencia

El lateral portugués fue decisivo tanto en la primera como en la segunda parte. En ambos casos tocó la campana para salir de la cueva en la que el Schalke había conseguido meter al Valencia. A partir de ahí, el cuadro de Quique se convenció de que podía hacerle daño a un más que notable Schalke. De frenar al conjunto alemán se encargó una pareja de mediocentros dispuestos a barrerlo todo -Albelda y Marchena- y una pareja de centrales más ajustada cada día -Albiol y Helguera-. El triunfo en Alemania supone un bálsamo para un equipo atormentado desde la pretemporada, atribulado por la enorme presión que se somete a sí mismo. Y por la tendencia autodestructiva del club que lo amamanta.

Antes del encuentro, el lateral Miguel era un hombre absolutamente relajado. No necesitaba, como Gattuso, visitar el baño a cada momento. El defensa luso les contaba a sus compañeros cómo fue muy feliz en este estadio hace dos veranos. Fue el día en que Portugal eliminó a Inglaterra en los cuartos de final del Mundial de Alemania. Para celebrarlo, explicó Miguel, se zampó tras el encuentro una buena salchicha.

En los momentos previos, Miguel encontró así la manera de resquebrajar los nervios acumulados por el Valencia en los últimos días. Y después, sobre el campo, hizo exactamente lo mismo. Su espíritu libérrimo, sus ansias incontrolables por atacar, animó a seguirle a sus compañeros. Silva, el primero. El media punta canario entendió que no bastaba solo con chocar, presionar y defender. Había que inventar algo. Contra el miedo que afirmaba la alineación -Marchena y Angulo en lugar de Baraja y Joaquín-, los jugadores fueron soltando lastre a medida que pasaba la primera parte. Gracias en gran parte también a Morientes, que jugó con una naturalidad extraordinaria. Todo lo que hizo tuvo sentido. Y eso que actuó muy alejado del área, como en sus tiempos en el Mónaco que rozó la Champions. Demostró, una vez más, que es mucho más que un goleador.

El partido resultó de alto calibre. Muy bien jugado por el Schalke, que sale siempre de atrás con el balón controlado. Se encargó de ello un central brasileño de porte regio: Bordón. Lo prolongó un interesante Rakitic, ayer menos brillante que ante el Bayern el pasado sábado, y lo remataron dos látigos por los extremos (Altintop y Asamoah) y un ariete a la antigua usanza (Kuranyi). Cañizares midió mal su salida de puños en dos ocasiones en el arranque de la segunda parte y sólo la fortuna impidió que el conjunto alemán se adelantara.

Tras un posible penalti de Asamoah a Silva -lo empujó dentro del área-, el Valencia cedió al poderoso empuje del Schalke. Volvió a meterse en su área a pesar de que Quique insistía en que avanzaran las líneas. Lo hizo de nuevo, como en la primera parte, Miguel. Esta vez no quiso correr con el balón pegado al botín derecho, como le gusta. Esta vez alzó la vista y oteó el horizonte.

A 30 metros había un valencianista, Villa, rodeado de camisetas azules. Claro que, tratándose de Villa, todo es posible. Así que Miguel probó suerte, envió un pase en profundidad de casi 30 metros y se dedicó a contemplar el milagro. Es decir, cómo Villa raspó lo suficiente el balón para frenarlo, cómo le ganó en la carrera al portero Neuer, que midió mal, y cómo, con poco ángulo, tocó con la bota izquierda a gol. Un golazo por lo que suponía. Máxima dificultad por la soledad en la que se hallaba el delantero. Y por los momentos de dificultad que atravesaba su equipo. El Schalke acusó el gol. Entendió que había gastado toda su munición ante un adversario duro, experimentado y con recursos. Reverdeció Villa, regresó el Valencia.

Villa marca pese a la estirada de Neuer.
Villa marca pese a la estirada de Neuer.ASSOCIATED PRESS
El capitán del Real Madrid fue decisivo en la victoria ante el Werder Bremen (2-1) con un gol y la asistencia del otroVídeo: CNN+

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_