Comparaciones equívocas
En una de las crónicas de Ignacio Cembrero, con las que realmente suele tomar el pulso de la realidad sobre el "terreno" (EL PAÍS, 6-9-2007), refiriéndose a la campaña de las legislativas en Marruecos, se hace eco de unas declaraciones de Saad el Othmani, secretario general del Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD) que se dice reagrupar a las corrientes islamistas llamadas "moderadas". Othmani afirma categóricamente: "Marruecos será un país musulmán y no dejará nunca de serlo", al tiempo que considera totalmente normal que la sharía, el derecho inspirado en el Corán, modele la Constitución y, por ende, todo el cuerpo legislativo, en particular el referente al derecho de familia.
Othmani, sin atenerse a los hechos históricos, compara al "islamismo moderado" (¿para cuándo una definición aclaratoria de la palabra "moderado" cuando califica al islamismo?) con la democracia cristiana europea; aquél como baluarte contra el islamismo "radical", ésta, contra el fascismo que asoló Europa. La comparación es equívoca: la derrota del fascismo y el nazismo en Europa se traduce, de inmediato, en Estados democráticos con una sociedad civil con garantías del ejercicio de sus derechos y libertades públicas, así como con la progresiva separación entre Estado e Iglesia que era una herencia de la cristiandad medieval.
Mutatis mutandi, las luchas de liberación nacional y de independencia en la mayoría de los entonces Estados nacientes del mundo arabo-musulmán, no condujeron a una democracia endógena adaptada a las condiciones de subdesarrollo heredado de la época colonial (a los más, algunos intentaron insertar con calzador las formas de democracia de las antiguas metrópolis colonialistas, salvo raras excepciones como lo es la importante reforma legislativa del código personal, totalmente alejado de la sharía, que hizo Túnez, con notables incidencias en el comportamiento social).
La clave para saber si un islamismo es "moderado" se encuentra, a mi modesto entender, en ese nudo gordiano en los contextos arabo-musulmanes que es la apertura de un debate sobre separación entre religión y Estado, entre sharía y derecho "laico" con una particular insistencia en la total igualdad de hombres y de mujeres ante la ley civil, lo que implicaría un aggiornamento de la mayoritaria interpretación coránica y de las tradiciones. De no ser así, el hecho de autoproclamarse "moderado" ocultaría una actitud sencillamente "táctica". ¿Cómo interpretar, en consecuencia, las afirmaciones citadas de Saab el Othmani.
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