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Reportaje:

Las pallozas de Wakayama

El conselleiro de Industria, recibido en Japón con banderas gallegas y españolas, quiere unir las rutas de Santiago y Kumano

Pese a que pueda pensarse que Galicia y Japón no tienen demasiado en común y que es difícil unir dos mundos tan diferentes, a veces la realidad depara sorpresas. El viaje que realizó la pasada semana a Japón una delegación de la Consellería de Industria ha permitido unir Galicia y Wakayama, dos lugares que comparten un paisaje similar y que basan su proyección cultural en el exterior en una ruta de peregrinación: los caminos de Santiago y de Kumano.

Aunque hay grandes diferencias entre el número de visitantes - el camino de Kumano apenas cuenta con unos 20.000 peregrinos anuales- los responsables de turismo de la Xunta y de Wakayama han visto la oportunidad de unir sus fuerzas para realizar acciones de promoción conjunta de estas rutas. De esta forma, se espera conseguir que aumente el número de turistas que viajen de Japón a Galicia y viceversa. La Xunta ya se ha marcado el objetivo de conseguir triplicar en 2010 el número de japoneses que visitan la comunidad autónoma.

En su viaje por tierras niponas, el conselleiro de Innovación e Industria, Fernando Blanco, ha hecho hincapié en el interés que despierta entre los japoneses el Camino de Santiago por el contenido cultural de esta opción turística. Sin embargo, no parece fácil lograr incrementos espectaculares en el número de visitantes ya que los japoneses son unos turistas muy peculiares. Prácticamente sólo viajan los universitarios y los jubilados, porque las personas que trabajan apenas tienen dos semanas de vacaciones al año que a veces ni siquiera consumen. No es de extrañar que el vicegobernador de Wakayama, Kuniaki Hara, reaccionase con sorpresa cuando un periodista de la delegación gallega le preguntó si se planteaba realizar el Camino de Santiago. "Para pensar en llegar a hacerlo primero tiene que llegar mi jubilación y luego tengo que estar bien informado sobre todos los aspectos que rodean el camino", respondió.

La peregrinación a Kumano es un ejemplo de fusión de dos creencias religiosas, el sintoísmo y el budismo. El primero surgió en los albores de la historia japonesa y alcanzó a todos los aspectos de la vida emotiva del país, mientras que el budismo penetró a partir del siglo VI. El Camino de Kumano conecta tres lugares sagrados con sus monasterios y templos. Los gallegos que viajaron hasta Wakayama, una región situada a unos 600 kilometros al sur de Tokio, recorrieron un pequeño tramo de la ruta hacia Kumano, un camino de unos 500 kilometros que transcurre casi siempre entre montañas. También pudieron visitar un museo sobre objetos arqueológicos encontrados en la ruta y hasta la reconstrucción de las casas que tenían los habitantes de la región hace 1.500 años, curiosamente muy parecidas a las pallozas que pueden contemplar los peregrinos en O Cebreiro.

Yuasa, uno de las pequeñas localidades por las que pasa el camino hacia Kumano, también recuerda en varios aspectos a un pueblo gallego por sus estrechas y tranquilas callejuelas, en las que apenas se ve deambular a algunos ancianos. La unión entre Galicia y Wakayama se hizo más patente cuando la comitiva se vio sorprendida por un grupo de octogenarias que la recibió con banderas gallegas y españolas en Fudoki, otro pequeño enclave del camino a Kumano. Un viaje a Galicia de algunas de ellas les llevó a organizar ese recibimiento a los representantes de la Xunta, que posaron complacidos con el grupo. El conselleiro Fernando Blanco no pudo evitar una broma al respecto: "Esto era más bien un acto para Vicepresidencia, pero..."

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