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Reportaje:OFERTAS DE EMPLEO

Deslocalizar sin talento

Las empresas españolas, ancladas en esquemas pasados, trasladan a otros países sólo procesos de poco valor añadido

Las empresas españolas siguen ancladas en la primera ola de deslocalizaciones, que implica llevar a países en vías de desarrollo procesos de poco valor añadido, como el mantenimiento de tecnologías de la información y los centros de atención de llamadas. En cambio, los países más avanzados se han sumergido ya en la segunda ola, deslocalizando actividades relacionadas con el talento, como el diseño de producto o la investigación.

Los países más avanzados ya están deslocalizando actividades relacionadas con el talento, como el diseño de producto o la investigación

El talento también se globaliza. Y lo hace en buena parte a lomos de la segunda oleada de deslocalizaciones, que conlleva trasladar a otros países procesos críticos de elevado valor añadido en las empresas -desde la investigación y la innovación de alto nivel al diseño de producto-, ya no solamente las rutinas de trabajo que movieron la primera oleada. Investigadores del Centro Anselmo Rubiralta de Globalización y Estrategia, perteneciente al ESE, se han percatado sin embargo de que las firmas españolas siguen ancladas en el pasado, en las deslocalizaciones de procesos relacionados sobre todo con las tecnologías de la información (mantenimiento de servicios) y con la explotación intensiva de call centers.

Según el McKinsey Global Institute, el mercado planetario de las deslocalizaciones moverá en 2010 unos 110.000 millones de dólares, frente a los 30.000 millones de 2005. Esta imparable expansión supondrá que, dentro de tres años, un total de 4,1 millones de empleados de todo el mundo trabajen en puestos deslocalizados. En 2003, siempre según el instituto McKinsey, el número era de 1,3 millones de trabajadores.

"Entre nosotros sigue dominando la idea de que hay que trasladar actividades a otros países para abaratar costes, pero la segunda oleada, la relacionada con el talento, acabará llegando también a España", esgrime Joan Enric Ricart, director del departamento de Dirección General del IESE y coautor del capítulo español del proyecto de la Duke University (Carolina del Norte) titulado Offshoring Research Network (Red de Investigación sobre Deslocalizaciones Lejanas). En él, investigadores de diversos centros de estudio internacionales han indagado en los motivos que mueven a trasladar procesos y actividades empresariales a las compañías de cinco países avanzados (EE UU, Reino Unido, Alemania y Holanda, además de España).

Los resultados señalan que nuestro país "ha quedado un tanto rezagado en esta competición por falta de experiencia y de incentivos", según sostiene el profesor del IESE, quien no obstante reconoce como exitosos algunos procesos de deslocalización llevados a cabo en los últimos años por empresas españolas. Unas iniciativas que han supuesto unos ahorros de costes, entre un 26% y un 30%, "superiores a las expectativas". Entre ellas se encuentran Atento (firma que gestiona los centros de atención de llamadas de Telefónica) y el Grupo Santander.

Pérdida de oportunidades

Ante la posibilidad de que se critique la pérdida de oportunidades que la deslocalización de actividades de alto valor añadido puede suponer para los mejores cerebros de un país, Arie Lewin, profesor de la escuela de negocios Fuqua de la Duke University e impulsor del proyecto de investigación internacional, opina que de eso nada. Según su criterio, tener los mejores talentos de diferentes naciones redunda en beneficios para todos, incluso en el corto plazo. "Los datos demuestran que el 90% de todas las implementaciones de I+D deslocalizadas en 2006 no acabó en pérdidas de puestos de trabajo en el país de origen", asegura.

Con vistas al futuro, Arie Lewin se muestra convencido de que "las empresas estadounidenses y europeas deberán integrar capacidades de creación de conocimiento en equipos dispersos", en los que cada vez más trabajarán conjuntamente ingenieros y científicos de primer nivel ubicados en países muy alejados entre sí, unidos por los cordones umbilicales de las nuevas tecnologías. En este terreno, India y China son las principales canteras a las que miran países con amplia experiencia ya en la deslocalización, como EE UU y Reino Unido.

En España, los resultados de la encuesta llevada a cabo por el Centro Anselmo Rubiralta del IESE, correspondientes a 2006, establecen que las firmas involucradas en estos procesos tienen un promedio de 3.727 trabajadores. El mantenimiento de servicios relacionados con las tecnologías de la información (54%) y los centros de contactos con clientes (44%) son las actividades más deslocalizadas. La reducción de costes (88%) es el principal argumento.

Según Joan Enric Ricart y Pablo Agnese, coautores del capítulo español de la investigación auspiciada por la Duke University, España no sólo deslocaliza, sino que prevé seguir deslocalizando actividades de poco valor añadido, algo que creen que ratificarán los datos relativos a 2007. Para justificarlo esgrimen porcentajes: mientras en España sólo el 36% de los encuestados considera que la búsqueda de personal cualificado es uno de los motivos para acometer procesos de deslocalización, en EE UU y Holanda se trata de una prioridad para el 67% y el 64%, respectivamente, de los directivos que respondieron al sondeo.

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