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La crisis encona la tensión sobre el BCE

Sarkozy acusa a Trichet de favorecer a los especuladores con sus inyecciones de liquidez - El guardián del euro responde que él defiende a los ciudadanos europeos contra la inflación

La crisis financiera originada en Estados Unidos con las hipotecas de alto riesgo (subprime) está ocasionando serios daños colaterales a esta parte del Atlántico, agrietando la unidad de la política económica y monetaria de la Unión Europea. La manera de afrontar la crisis por parte del Banco Central Europeo (BCE), presidido por Jean-Claude Trichet, ha provocado un agrio enfrentamiento entre el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y las autoridades monetarias de la UE y con las alemanas.

El jefe de Estado francés ve "curioso" subastar más dinero sin bajar los tipos de interés
Almunia asegura que los demás ministros dan su reconocimiento a la autoridad monetaria

En el fondo está la polémica sobre los tipos de interés, que Francia considera demasiado elevados para impulsar el crecimiento. París estima que unos tipos altos encarecen el euro y frenan sus exportaciones. El último episodio de este enconamiento se vivió ayer en Oporto en la reunión del Consejo de Economía de la UE que analizaron la amplitud de la crisis financiera. Los ministros se desayunaron ayer con una nueva andanada del líder francés contra el BCE. "He encontrado curioso", decía Sarkozy a Le Monde, "inyectar liquidez sin bajar los tipos de interés". En su opinión "se han dado facilidades para los especuladores y complicado el trabajo a los empresarios", informa José María Martí Font.

El dirigente francés atacó a Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo (que reúne a los 13 países que han adoptado el euro), preguntándole "qué iniciativa había tomado para afrontar la crisis". Y alardeó sin remilgos de su protagonismo en la UE: "Hemos sido [la primera ministra alemana Angela] Merkel y yo los que dirigimos la política monetaria".

El reproche al BCE se refería tanto por no haber bajado los tipos de interés en su reunión del pasado 6 de septiembre como por las inyecciones de hasta 253.500 millones de euros que ha inyectado al sistema financiero para evitar un colapso. Sobre el volumen de créditos contaminados y de difícil recuperación en todo el mundo, se baraja la cifra de 1,2 billones de euros, una estimación que distintas fuentes atribuyen al gobernador del Banco de Holanda, Nout Wellink.

El propio Trichet replicó ayer a Sarkozy asegurando que "el Banco Central Europeo protege a los ciudadanos europeos manteniendo la estabilidad de los precios". La máxima autoridad monetaria europea rechazó que con la inyección de fondos se hubiera beneficiado a los especuladores y aseguró que "se había protegido a los actores del mercado que habían actuado correctamente".

La repulsa más dura a Sarkozy la propinó Axel A. Weber, el presidente del Bundesbank, el Banco Central alemán, quien señaló que las críticas del presidente francés "no tenían nada de nuevo". "Su impacto", aseguró, "sobre la política del BCE es completamente nulo". "Nosotros seguiremos haciendo lo que consideremos que es necesario", apostilló.

El presidente del BCE recibió también el firme apoyo del ministro Federal de Finanzas, Peer Steinbrück, quien manifestó que "la política monetaria del BCE había sido la apropiada" al "proporcionar al sistema bancario una liquidez suplementaria necesaria". El ministro alemán había mantenido un fuerte enfrentamiento con Sarkozy, cuando éste acudió de manera insólita el pasado julio al Consejo del Ecofin, una reunión reservada a los ministros de Economía y Hacienda.

Al presidente francés le molestó el tono de Steinbrück cuando le recordó la necesidad de cumplir los compromisos presupuestarios. Posteriormente, el presidente francés intentó infructuosamente que Merkel obligara a Steinbrück a rectificar.

Trichet y Juncker recibieron el apoyo del comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, quien afirmó además que ambos habían obtenido el "reconocimiento" de los demás ministros. También el vicepresidente y ministro de Economía español, Pedro Solbes, y el ministro austriaco, Wilhelm Molterer, expresaron su apoyo a la política del BCE. Solbes reiteró que "el sistema español de garantías hipotecarias no tiene nada que ver con esto".

Sarkozy, cuya política económica está siendo cuestionada, especialmente desde que la OCDE rebajó las previsiones de crecimiento de Francia para este año a un 1,7%, anunció también ayer que el martes anunciará un paquete de reformas "que serán aplaudidas a dos manos por los europeos". Estas reformas, añadió, le permitirán ganar un punto porcentual en el crecimiento del PIB, para llegar al objetivo del 3%.

El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, en su conferencia de prensa en Oporto, donde se celebró la reunión informal de ministros de Finanzas.
El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, en su conferencia de prensa en Oporto, donde se celebró la reunión informal de ministros de Finanzas.REUTERS

¿Quién se retrata primero?

La crisis de liquidez no es ni más ni menos que una crisis de confianza. Los bancos se niegan a prestar dinero a otras entidades porque desconocen cuál es su solvencia real y no tienen certeza de poder recuperarlo. Nadie sabe qué productos contaminados tiene cada uno en su cartera.

La desconfianza aumenta a medida que van apareciendo bancos con problemas en Europa, horas antes fuera de toda duda: Paribas (Francia); IKB y Sachsen LB (Alemania) y Northern Rock (Reino Unido). De momento, para que el sistema financiero no se seque, el BCE ha ido inyectando dinero a ciegas al mercado para evitar un colapso. Pero nadie sabe adónde van a parar estos fondos y si esas inyecciones encubren el problema y aplazan su solución.

Las autoridades están convencidas de que la solución pasa por que cada banco ponga al descubierto cómo está realmente y diga qué provisiones tiene que hacer para sanear los créditos malos. Pero nadie se atreve a ser el primero en revelar su estado. Los gobernantes son conscientes de que hoy no hay instrumentos ni mecanismos para que esta puesta al descubierto de los estados financieros la puedan hacer todas las entidades a la vez en el mismo momento.

La situación se ha complicado en los últimos años porque han aumentado mucho las operaciones transfronterizas. La Comisión ha elaborado un estudio que revela que más de 46 grupos bancarios europeos tienen presencia significativa en otros países. En 21 de estos grupos, el volumen de las operaciones exteriores supone más del 25% del balance. Esta situación suscita muchos problemas. Uno de los más serios es decidir quién se hace responsable de las pérdidas o las compensaciones de las crisis bancarias: el país donde se producen o donde el banco tiene la sede. En los antiguos países del Este, el peso de los activos financieros correspondientes a los bancos extranjeros alcanza a veces el 80%.

Para lograr una radiografía real del sistema financiero, las autoridades plantean trabajar en el marco del Fondo Monetario Internacional en cuatro ámbitos: evaluación de la liquidez necesaria, gestión de riesgos, intercambio de información sobre las operaciones transfronterizas y supervisión de las agencias de calificación.

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