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Análisis:ANÁLISIS | NACIONAL
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

ETA y el adiós de Imaz

EL COMUNICADO difundido hace ocho días por ETA, las amenazas a la alcaldesa popular de Lizartza y la violencia callejera desplegada en San Sebastián el domingo de regatas parecen fotografías viradas en sepia de un invariable pasado. El ciclo del eterno retorno de los conflictos de poder entre soberanistas y autonomistas también sigue dominando el debate del PNV. Si bien el proyecto de ponencia política aprobado el pasado lunes por la Ejecutiva del PNV mantiene los viejos equilibrios del péndulo patriótico, la renuncia de Josu Jon Imaz a ser reelegido presidente del centenario partido en la Asamblea del próximo diciembre significa cuando menos un retroceso de su modernización.

El comunicado de ETA, que se enorgullece de sus últimos atentados y amenaza con "seguir golpeando las estructuras del Estado español en todos los frentes" mediante las armas, hace una fúnebre conmemoración -con un año de adelanto- del 30º aniversario de la Constitución, culpable de haber dibujado un tope "a la construcción del Estado vasco" y ser "un instrumento para mantener la negación política y la partición territorial" de Euskal Herria. Aunque el nonato Ejecutivo tripartito del PSN, Nafarroa Bai e IU fuese demonizado preventivamente por el PP en tanto que señal de la rendición del Gobierno ante ETA, el comunicado de la banda interpreta, por el contrario, esa frustrada tentativa como la infame maniobra de unos sedicentes "progresistas, demócratas y abertzales" para "repartirse unas migajas de poder" ("Zabaleta, a cambio de un sillón, estaba dispuesto a dejar de lado el futuro de Navarra y de Euskal Herria") y para "justificar la estrategia de guerra del Gobierno español". Por lo demás, "las caretas han caído" en las conversaciones sobre el final de la violencia: "Hemos recibido un no rotundo del Gobierno". Porque el objetivo de Zapatero era llevar a cabo "un proceso sin contenido político; en definitiva, un proceso de rendición".

El último comunicado de ETA admite que el Gobierno rechazó de manera rotunda sus exigencias y embiste contra Imaz por llevar al PNV "al borde de la ruptura" y enfrentarse con sus bases

Los inequívocos pronunciamientos de la banda -el PP ha sentado la doctrina de que sus comunicados siempre dicen la verdad- obligarían a la pública rectificación de quienes ensordecieron a la opinión con la dogmática tesis de que existiría un pacto secreto entre el Gobierno y ETA para la "entrega de Navarra", la capitulación del Estado de derecho y la ruptura de la unidad de España. ¿No sería un acto de decencia que la AVT organizase con el PP una manifestación para apoyar ahora la política antiterrorista del Gobierno? El cariz inimaginable de tal iniciativa confirma que el terrorismo ha sido utilizado durante esta legislatura de mala fe como arma partidista.

Días antes de la renuncia de Imaz a su reelección, el comunicado de ETA hacía nuevas incursiones -abundantes en estos años- por el territorio de las luchas faccionales del PNV, atacando al presidente dimisionario y defendiendo a sus adversarios. "El PNV de Imaz y Urkullu [presidente de la Ejecutiva de Vizcaya] ha llevado al partido al borde la ruptura" por su intento de reeditar "el espíritu de Arriaga y de los tiempos de Ardanza"; esto es, las alianzas transversales del PNV con partidos vascos ajenos a la ideología nacionalista que cristalizó entre 1986 y 1998 mediante los gobiernos de coalición con los socialistas. Según el comunicado de ETA, "la base del PNV" (representada en la Ejecutiva -cabe adivinar- a través del sector capitaneado por Egibar) se ha rebelado. El regreso al Pacto de Estella de 1998 entre Batasuna como brazo político de ETA y el PNV y otros grupos nacionalistas para emprender el camino del soberanismo sería el corolario de la embestida contra Imaz en favor de Egibar.

Sin duda, la vida pública no sólo vasca, sino también del resto de España, se resentirá de la marcha de Imaz, que devolvió al lenguaje político la transparencia, la inteligibilidad y la frescura que han sido desplazadas desde hace años por una jerga de madera fabricada con retórica previsible, oscuridad burocrática y terminología mandarinesca. Más grave sería que la retirada de Imaz sirviera a ETA para retomar la dirección estratégica de la familia nacionalista mediante una alianza con la facción ahora minoritaria encabezada por Egibar.

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