De jugador de damas a ‘asesino del martillo’

Con la formación del jurado comenzó el 13 de septiembre de 2007 en Moscú el juicio contra Alexander Pichushkin, el asesino en serie de 33 años que asegura haber matado a 62 personas. La fiscalía no pudo encontrar todos los cadáveres, por lo que Pichushkin, que trabajaba en un supermercado y fue detenido en junio de 2006, será juzgado por 49 asesinatos y tres intentos fallidos. Se enfrenta a la cadena perpetua, ya que Rusia ha suspendido la aplicación de la pena de muerte.

A sus víctimas las invitaba al parque a beber y allí les daba un martillazo en la cabeza y los echaba a un pozo de la canalización

En algunos medios de comunicación, el asesino ha recibido el apodo de el ajedrecista, ya que iba completando las casillas de un tablero por cada asesinato que cometía. Cuando fue capturado, sólo faltaban dos casilleros por completar. Pero como confesó el mismo Pichushkin —que no juega al ajedrez, sino a las damas— no se hubiera detenido al llenar el tablero.

"Está bien que me hayáis detenido, yo nunca habría dejado de asesinar, hubiera matado a unas cuantas decenas de personas más", declaró este ruso que asegura haber superado las hazañas de su compatriota Andréi Chikatilo, quien fue fusilado en 1994 por haber cometido 52 asesinatos.

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Pichushkin cometió su primer crimen en 1992, cuando mató a un excompañero de curso para experimentar lo que se siente al asesinar. Después de eso, el asesino en serie que vivía en su interior estuvo madurando nueve largos años y afloró en 2001, cuando comenzó a matar periódicamente en el parque Bitza de Moscú.

Normalmente eran personas de edad, en su mayoría hombres aficionados a la bebida. Los invitaba al parque a beber y allí les daba un martillazo en la cabeza y los echaba a un pozo de la canalización. Al menos tres personas lograron sobrevivir: una mujer, un adolescente y un vecino. La mujer decidió no delatarlo, el muchacho trató de hacerlo pero nadie le creyó y el último, un vecino del edificio donde Pichushkin vivía, quedó inválido y no recuerda nada.

Después de esos fracasos, Pichushkin cambió su estilo y empezó a clavar en el cráneo de las víctimas un palo o una botella. Antes había probado a matar con una pistola, pero después del segundo crimen decidió que ese método no le gustaba y volvió a los martillazos. "Me agradaba ver la agonía de las personas", llegó a afirmar.

Pichushkin fue juzgado por 48 homicidios y tres intentos de asesinato, y condenado a cadena perpetua el 29 de octubre de 2007. Se valió el sobrenombre de el maníaco del martillo y el de el asesino del ajedrez.