"Es importante encontrarse con Bin Laden"
El Dalai Lama, de 72 años, líder de la comunidad budista y del Tíbet, ha iniciado como todos los años un largo peregrinaje por Occidente en busca de apoyo material y moral para su causa, pero también para promover la paz y el diálogo. Esta semana, coincidiendo con el sexto aniversario de los atentados en Nueva York y Washington, repitió desde Barcelona su mensaje de concordia.
"Lo mejor para solucionar los problemas es el diálogo. No se debería utilizar la fuerza. Hay que escuchar la opinión del otro. Por eso opino que es importante encontrarse con Bin Laden. Creo que algunos aspectos de su visión están originados por malentendidos y apreciaciones incorrectas. Todo por falta de contacto", asegura.
Paradójicamente, la receta del Dalai Lama ha fracasado en su propia casa, donde desde hace dos años se encuentran bloqueadas las negociaciones con China sobre el futuro del Tíbet. Lo reconoce el propio dirigente al asegurar que no se dan aún las condiciones mínimas que le permitan volver de un exilio que se inició en 1959.
"Las condiciones mínimas para volver al Tíbet son la libertad, los derechos básicos y un autogobierno, con excepción de Defensa y Exteriores. Éste es nuestro propósito. Todo esto está previsto en la Constitución china. Pero hasta ahora muchos de estos derechos sólo están sobre el papel. Nuestra lucha es una lucha justa", afirma el dirigente tibetano, olvidándose una vez más de que se encuentra "semirretirado de la política" y que "los poderes están en manos de las personas elegidas por la comunidad" desde hace sólo seis años.
El Dalai Lama no renuncia. Es un hombre exigente, puntilloso, enérgico e incluso, en algún momento, suspicaz y desconfiado. Lo demuestra el hecho de que haya pedido a los organizadores de su estancia en Barcelona los balances de los gastos y de los ingresos generados por la venta de las entradas para el mitin del día anterior, al que acudieron 14.000 personas. En realidad, lo controla todo, incluidos los apoyos y los gestos de solidaridad de esos nuevos budistas, famosos o no, que se sienten atraídos por la moda. Pero sabe que, aunque sea por moda, "todo depende de las personas".
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