"Surfistas, les habla el alcalde de Ferrol"
Las playas de Valdoviño son cita obligada de los amantes de la lucha con las olas
"Es la ola buena", declaró Vicente Irisarri tras saberse ganador de los últimos comicios municipales que lo auparon a la alcaldía de Ferrol. Pocos sabían entonces de la afición de este ingeniero naval, de 57 años, por el surf, un deporte poco común entre la clase política y que el regidor socialista practica en el arenal de Doniños cada vez que sus obligaciones al frente del ejecutivo ferrolano se lo permiten.
A 20 kilómetros de su despacho y sin las ataduras protocolarias que impone la corbata, Irisarri participó activamente en la vigésima edición del campeonato internacional de surf Pantín Classic 2007, que se disputó estos días -del 4 al 9 de septiembre- en la playa de Pantín (Valdoviño). Con ropa informal, entre bastidores y megáfono en mano, el regidor socialista fue uno de los encargados de narrar las rondas y mangas acuáticas que enfrentaron en aguas de Pantín a los mejores surfistas del planeta en su liza por el campeonato del mundo. Entre ellos, a su hija Cristina Irisarri, que heredó la pasión de su padre por las olas.
Reacio a mezclar su faceta pública con su vida privada, recuerda que el germen del campeonato nació en la ciudad naval hace 20 años de la mano del Océano Surf Club, que fundó y dirigió durante 18 años. Irisarri y otros pioneros del surf en Galicia soñaron con atraer a las costas gallegas a los mejores surfers del globo para que probaran el sabor y la fuerza de las olas en esta esquina el noroeste peninsular.
"Esta vez el mar nos falló"
Desde 1987 la competición ferrolana ha ido ganando enteros y prestigio en los circuitos internacionales. Dos décadas después, el Movistar Pantín Classic se ha consolidado en la élite internacional con una prueba de cuatro estrellas en categoría masculina y tres estrellas en las rondas femeninas con premios en metálico que rondan los 10.000 dólares (unos 7.000 euros) para el ganador.
La joven francesa de 16 años Pauline Ado y el alemán Marlon Lipke fueron los vencedores de un campeonato sin apenas olas, con un mar caprichoso y tranquilo que no ayudó a los participantes, pese a que la prueba se dispone en función de la luna buscando las mejores mareas. "Todo estaba preparado, pero esta vez el mar nos falló", explica uno de los 150 participantes -40 eran mujeres- llegados de Australia, Hawai, Noruega, Israel, Brasil o Suráfrica. Durante los últimos seis días en los alrededores del arenal de Pantín, una playa apreciada por la regularidad de sus olas, se ha conformado una auténtica torre de Babel con una tabla de surf como epicentro y el patrocinio de instituciones públicas como la Xunta y empresas privadas.
Desde Galicia hasta las antípodas, los surfistas tienen su propio lenguaje, una estética similar y un estilo de vida que los hermana sin detenerse en nacionalidades. La proyección internacional del Pantín Classic ha puesto de moda los arenales ferrolanos para la práctica de este deporte. Daneses, alemanes y, sobre todo, franceses, portugueses llegan cada año a las playas del litoral ferrolano en sus caravanas para vivir unos días sobre el agua.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.