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Reportaje:

La estrategia del carnaval

Los partidarios del Alarde tradicional muestran su rechazo al mixto con caretas de Disney

Esta vez no hubo muros de plástico negro como los dos años anteriores. Los partidarios del Alarde tradicional de Hondarribia, en el que las mujeres participan sólo como cantineras, cambiaron ayer de estrategia y mostraron en la calle su oposición a la compañía mixta Jaizkibel recibiéndola vestidos con bolsas amarillas, también de plástico, y cubiertos con caretas de los más conocidos personajes de Disney. Querían transmitir la idea de que se hallaban ante "un carnaval". El desfile en el que hombres y mujeres pueden participar en igualdad de condiciones discurrió sin incidentes.

"No es una situación normal, pero el plástico negro ha caído", destacó la capitana de Jaizkibel

Bajo la fórmula legal de manifestación, Jaizkibel inició su recorrido a las 8.25 escoltada por agentes de la Ertzaintza y apoyada por varios cientos de ciudadanos. Entre ellos figuraban representantes de EB y Aralar; la directora de Emakunde, Izaskun Moyua; el ararteko, Iñigo Lamarca, y la Defensora para la Igualdad de la Mujer, Maite Erro.

Tras una pancarta con el texto Emakumeak Alardean. Alardea, publikoa, la compañía mixta enfiló enseguida la calle Mayor, en la que se encuentra el Ayuntamiento, desde donde dos ediles de ANV le animaron. Los dos últimos años, cuando la compañía llegó a ese lugar sus componentes se toparon con sendos muros de plástico negro con los que los partidarios del Alarde tradicional trataban de hacer invisible la existencia del desfile mixto. Los bocinazos, pitadas e insultos apenas dejaban escuchar la música de Jaizkibel.

Ayer, sin embargo, la compañía mixta se encontró con vecinos ataviados con bolsas amarillas y con sus caras cubiertas con máscaras de Mickey, Donald o Goofy. Algunos simulaban leer el periódico o se tapaban con él. Salvo alguna pitada aislada, permanecieron en silencio y sin proferir insultos. Jaizkibel pudo recorrer la calle sin la tensión de otras veces, mientras se escuchaba la música de sus txilibitos. Y, además, animada por los aplausos de otros ciudadanos que, esta vez sí, les pudieron ver desde las aceras.

A su paso por los jardines del Árbol de Gernika, las compañías del Alarde tradicional que esperaban su turno para desfilar se volvieron de espaldas y pitaron con sus txilibitos. Los partidarios del mixto respondieron: Emakumeak, Alardean.

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Jaizkibel finalizó su recorrido sin ningún incidente, tras lo que pudo subir por primera vez desde que comenzó a desfilar a la ermita de Guadalupe.

El Alarde tradicional, apoyado por la mayoría de los vecinos de Hondarribia, le tomó luego el relevo. En él participan unos 5.000 hombres repartidos en una veintena de compañías con sus correspondientes cantineras.

"No estamos ante una situación normal, porque salimos con ertzainas y la fiesta se ha privatizado", subrayó la capitana de Jaizkibel, Garoa Lekuona. Con todo, mostró su alegría por su creciente apoyo (la compañía sumó ayer unas 230 personas) y el hecho de que "el plástico negro ha caído". "Han tenido que retroceder en su estrategia de humillación, que no se sostenía ni entre su gente", resaltó la parlamentaria de Aralar Aintzane Ezenarro. "La actitud de la gente está cambiando", dijo Moyua. "Lo lamentable es que el Ayuntamiento [gobernado por PNV y EA] haya dado la espalda una vez más a Jaizkibel", apostilló Lamarca.

La compañía mixta Jaizkibel desfila ante los disfrazados partidarios del Alarde tradicional.
La compañía mixta Jaizkibel desfila ante los disfrazados partidarios del Alarde tradicional.JAVIER HERNÁNDEZ

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