Nervios crecientes
Los mercados han dictado sentencia: la decisión del Banco Central Europeo de mantener los tipos de interés no ha traído la calma. En España, esto había quedado claro el jueves. Ayer se sumaron, sin excepción alguna, el resto de grandes plazas. No sólo no ha llegado la tranquilidad; los nervios crecen.
Los inversores no se conforman únicamente con conocer como ha afectado la crisis de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos a las entidades financieras. Ahora van más allá, quieren saber si la tormenta financiera se va a trasladar a la economía real. De momento, el Fondo Monetario Internacional reconoció ayer que tendrá que revisar a la baja sus previsiones de crecimiento, sobre todo en Estados Unidos.
En esa línea, el mal dato del mercado laboral no agrícola en la primera economía del mundo llenó de pesimismo a los mercados y comenzaron una caída libre que en Europa se atisbaba desde comienzos de la sesión. No fue Wall Street una excepción. La apertura en rojo de Nueva York deprimió todavía más a los parqués europeos.
El Ibex 35 abrió a la baja y continuó así toda la sesión. La tónica se acentuaba conforme pasaban las horas. El índice selectivo acabó por perder sobradamente el nivel de los 14.000 puntos, como ya hiciera el pasado marzo. Al final de la jornada, el Ibex cayó un 2,29% y cerró en 13.873,4 enteros.
El rojo fue el color dominante en todos los índices españoles, aunque ninguno perdió tanto valor como el selectivo. No en balde, sólo dos de los valores del Ibex lograron escapar las bajadas generalizadas: Red Eléctrica y Enagás. Los demás, de nuevo acaudillados por bancos y constructoras, cayeron. Bankinter lideró las pérdidas, seguido de Cintra y Sacyr.
Entre las Bolsas del resto del continente, destacaron las caídas de París y Francfort, dos mercados que durante los días anteriores se habían mostrado más fuertes que los españoles.
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